Capítulo 13.

701 53 1
                                    

Pero finalmente, Lalo agarra fuerzas de solo Dios sabe donde y toma la escopeta y dispara a los dos atacantes. Uno de ellos muere al instante y el otro es herido en la pierna.

Lalo se levanta, pero ya es tarde. El camión se ha ido con todo y Sarah. La ira y la impotencia se apoderan de él. Pero se obliga a si mismo a mantener el control y la cabeza fría. No va a volver a pasar, de ninguna manera. Se acerca al herido. Con la sangre hirviéndole, toma un cuchillo y se lo clava en la pierna, haciendo que el hombre grite de dolor.

-¡¿DÓNDE ESTÁ?! ¡¿DÓNDE?!

El hombre grita mientras el chico sigue torturándolo. Le clava el cuchillo una y otra vez. Oye pasos acercándose, pero no les da importancia y sigue con el interrogatorio.

-¡¿ADONDE SE LA LLEVARON?! ¡¡DÍMELO!!

Finalmente, el hombre no aguanta más.

-¡EDIFICIO CHRYSLER!

Lalo siente como alguien lo jala.

-¡Suficiente! ¡Está muerto!

-¡NO ME TOQUES!

Lalo les apunta con la escopeta.

-¡QUITA ESA MIERDA DE MI CARA!

-¡OBLÍGAME!

-¡Basta! ¡Ya fue suficiente!

Una mujer calma la situación y todos bajan las armas. Ella voltea hacia Lalo.

-Dime hijo, ¿quién eres? ¿FEDRA? ¿Luciérnaga?

-Primero, no soy su hijo, señora. Segundo, ¿por qué debería confiar en ustedes?

-Estamos en el mismo lado, muchacho. Ellos también nos atacaron. Venimos de Boston. Estábamos moviendo algo de mercancía cuando nos dispararon y nos tuvimos que refugiar por aquí. Fue cuando te vimos pasar en ese coche y te embistieron.

-Pues vio mal, porque no venía solo. Venía con una niña y tengo que ir por ella.

Al oír eso, uno de los hombres vuelve su atención hacia Lalo.

-¿Niña, cual niña? ¿Era rubia?

-No empieces, Joel, por favor.

Lalo se sorprende.

-Un momento, ¿usted es Joel Miller?

Ahora todos están sorprendidos. Joel mira a Lalo.

-¿Quién te dijo mi nombre?

-Fue ella. Fue Sarah, su hija. 

Joel se quedó pasmado al oír eso. Luego de unos minutos en silencio, se abalanzó sobre el muchacho. Lalo pensó que lo iban a golpear. Pero en vez de eso, recibió un abrazo de parte de Joel, a quien le salían lágrimas de felicidad.

-Sabía que seguía viva... gracias Dios... gracias...

-Pero se la llevaron. Yo... no pude protegerla...  

-Esos hijos de puta están muy bien organizados, muchacho, no fue tu culpa.

-Y sigue viva, así que la vamos a salvar.

-¿Vamos quiénes? Nosotros no vamos a ningún lado mas que a Boston.

-Cállate Bill, tú y Frank prometieron acompañarnos y eso van a hacer ahora.

-¡¿Quién te crees que eres para darme órdenes, Tommy?!

-Dios, ya cállense, parecen niños chiquitos.

La mujer pone los ojos en blanco y voltea hacia Lalo.

-Soy Tess, por cierto.

-Lalo. Ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias.

No te abandonaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora