i. Un poco sobre el pelirrojo

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Canadá subía con prisa las escaleras de hotel, forzando a sus ya cansadas piernas continuar y no flaquear. Aún le faltaban dos pisos más. Si moría ahí, en una putas escaleras, a causa de la deshidratación y de fatiga, sería tanto por culpa del estúpido elevador que decidió averiarse como de su caprichoso director.

Por fin llego al noveno piso, se detuvo un poco para recuperar el aliento, lo necesitaba demasiado. Sus ojos azules se fijaron en el foco desnudo del techo y algunos insectos que volaban en círculos.

Hacían mucho dinero con sus cintas, pero no entendía porque su socio seguía insistiendo en grabar en hoteles ruinosos y moteles a mitad de la nada, cuando bien podrían pagar un estudio decente o rentar mansiones.

Un poco más recompuesto, sujeto con fuerza la bolsa que llevaba y salió al pasillo.

-Permiso, voy pasando, oh lo siento- en cuanto puso un pie en el piso, fue tragado por el caos de algunas personas que pasaban presurosas a su lado, jalando cables y micrófonos. Algunos lo saludaban con cortesía y él respondía, pero sin detenerse. Sabía que iba tarde y su socio no era paciente.

-Canadá- una mujer menuda se puso justo enfrente de él, cortándole el paso.

-¡Oh! Hola Manitova- Canadá casi la atropella.

-¡No puedo trabajar así! Le pedí a PH que dejara de emparejarme con amateurs, pero no me escucha. Habla con él, por favor, ¡O esta será la última película que haga con ustedes!- amenazó ella para luego darse la vuelta dramáticamente.

El canadiense agito la cabeza, demeritando las palabras de su actriz. Como si hubiera otra compañía que le pagara bien y se preocupara del bienestar de sus actores. Énfasis en el "y". Lo sentía por Manitova, pero trabajar para otra productora no era opción. O renunciaba o aprendía a acatar las ordenes de sus jefes.

A las divas se les puede tolerar solo el tiempo que brillen, después de eso, habrá otra más joven, bonita y calmada para remplazarla.

Triste verdad de la farándula.

Como fuera, no tenía tiempo para pensar en ello, debía reunirse con su director. Se acomodó la caja y continuó hasta llegar a una habitación aterciopelada, donde una persona instalaba una lampará que daba directo a una cama redonda y de sabanas rojas.

-Te tardaste demasiado- hablo el tipo que estaba ajustando la cámara, apenas dedicándole una mirada.

-También me alegra verte- respondió con algo de sarcasmo-, perdona la demora- añadió con verdadera culpa en su voz.

PH era... especial. De inicio, no podías estar seguro de su género. Era beta, pero si era mujer u hombre, eso era un misterio. Cuando Canadá le preguntó, elle se rio en su cara y le aseguro que no pensaba en eso, que podía llamarlo como se le diera la regalada gana siempre y cuando no cuestionara su proceso creativo.

-Diablos, te ves de la mierda- dijo su director al verlo con más detenimiento.

-Repito, también me alegro verte- Canadá era amable, pero le molestaba que los demás no lo fueran con él.

-Te fuiste por tres semanas a quien sabe dónde, sin avisar, dejándome para lidiar con los socios ¡Odio las negociaciones! ¡Odio a esos estirados!

-Oh- ahora que Canadá lo reflexionaba, la molestia de PH tenía razón de ser-, lo siento. Tuve algunos problemas.

-¿Problemas? ¿Problemas? ¿Qué hay de mis problemas?- PH explotó volviéndose por completo, su rostro redondo fruncido con enojo- Te vas sin avisar, me ignoras por semanas y esperas que un "lo siento" sea suficiente para salvar nuestra compañía, nuestra amistad. Eres un maldito egoísta, siempre lo he dicho y con esto, me queda más que claro.

-PH- Canadá luchó por no poner los ojos en blanco-, sabes que me preocupo por ti.

-Te preocupas por mi porque te sirvo- lo confrontó-, soy tu puta gallina de oro ¡y merezco un mejor trato!- y azotó su pie en el suelo. 

El alfa no era paciente con los berrinches, las ganas de tomar el cuello de su amigue y someterlo hormigueaban con intensidad en sus dedos, pero respiro hondo y mostró una sonrisa calmada.

-Y estoy de acuerdo. Yo sé que vales mucho, sé que jamás habríamos llegado tan lejos si no fuera por ti, todo se lo debemos a tu creatividad, tu valentía y tu cabeza- cada palabra era delicada, calculada y llena de una sinceridad bien actuada- Eres mi socio y lamento mucho no haberte dicho nada, pero tuve que ausentarme por una situación de vida o muerte.

-Es lo mismo a que me dijeras nada- se quejó PH con un puchero-, pero sabes que, olvídalo. No debes decirme nada si no quieres- el director se acercó con gesto amenazante-. Más te vale no volver a desaparecer o me haré independiente de ti- amenazó enterrando su índice en el hombro.

-Lo siento- repitió Canadá ladeando la cabeza-, por cierto, traje tus luces.

PH suspiró, casi derrotado, como si supiera que no valía la pena continuar con su arrebato. 

-Luces, luces de cuarta que harán el truco- musitó mirando la utilería y llamó a gritos para que alguien le trajera unos clavos y una extensión, olvidando así la confrontación con su socio.

-Estamos listos, llamen a los actores- pidió PH y esa fue la señal para que el canadiense saliera de la habitación.

Al principio le gustaba estar en las grabaciones, no lo negaría, pero se volvía algo incomodo cuando tenías una erección involuntaria mientras todos en la habitación actuaban de lo más profesional. Suponía que cualquier alfa joven estaría encantado de ver casi a diario escenas tan eróticas y perversas, pero cuando eso se convierte en tu rutina... pierde la emoción.

Canadá entró a una habitación continua, al parecer su socie había rentado el piso completo, se acercó al balcón y dejo que el viento lo despeinara.

Habían demasiados autos moviéndose como pequeñas piezas de una cadena de producción mal aceitada, creando trafico y caos cuando iban muy lento o muy rápido. Aún era temprano en la mañana, así que se comprendía el pánico de los oficinistas, madres y empresarios por iniciar el día antes de que el reloj diera las nueve.

Sonrió con ironía, aún si estaba en ese tipo de negocio, respetaban la misma regla. Uno creería que preferirían grabar en las noches, pero solo en ocasiones, pues, por obviedad, todo debía quedar claro ante la cámara, además, PH disgustaba de los escenarios nocturnos.

El alfa se preguntó cual sería la trama de la cinta ¿la primera vez? ¿Una infidelidad? ¿Juegos de rol? Al menos aún encontraba entretenido saber de que sería la cinta.

¿Cómo termino en este negocio? Bueno, el era un adolescente bobo cuya primera novia tenía un fetiche por ser grabada y resultaba que tenía un amigo con una buena cámara, una cosa llevo a la otra, lo subieron en linea y ¡bum! Dinero fácil. 

Si sus padres se enterasen que la evidencia de su desflorecimiento estaba grabado y subido en el Internet, seguro se morían. Al menos eso fue su debut y despedida, pues nunca pudo sentirse cómodo frente a un lente. 

A su ver, y sin importar lo que las tías persignadas y los hombres de traje dijesen, los actores de entretenimiento para adultos eran valientes, pues se mostraban vulnerables, desnudos, para un público anónimo que solo quiere verlos en el acto y soñar con ser ellos quienes disfrutan de ese exquisito placer.

Lo que estaban haciendo en ese cuarto era un trabajo, simple y llanamente, y, supuso que lo mejor que podía hacer por sus empleados era comprar el almuerzo, así que volvió a bajar los nueve pisos para dirigirse a la cafetería más cercana. 

Si los actores y los demás hacían bien su trabajo, estarían libres a media día y eso es lo que más ansiaba, regresar a casa y pasar el resto de ese lunes tirado en su cama.

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-Dime una ciudad de Canadá
-Quebéc
-Una cosita
-¿Qué cosita es?

Osea es "Quebec" como si se pronunciara mal la pregunta "¿qué ves?", es el juego veo veo. 

¿Creyeron que se salvarían de los chistes malos? Pues no mi ciela.

Un besazo. 

El acuerdo (Canadá & Ucrania)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora