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— ¡Eso fue asombroso, Chouji! — Gai solloza y levanta el puño — ¡No esperaba menos del miembro más asombroso del InoShikaCho!

— ¿De qué habla, Gai-sensei? ¡Mover la roca fue un trabajo en equipo! — Chouji ladea el rostro le da un gesto feliz — Además, estoy seguro de que solo dice eso porque fue alumno de mi papá.

Chouji se ríe alegremente, aunque sin duda alguna él mismo está seguro de sus capacidades como el shinobi que es.

Incluso si Shikamaru es muy listo y si Ino es una asombrosa kunoichi, Chouji no tiene nada que envidiarles. ¡Por supuesto que no! Cada persona y cada ninja tiene su valor en el mundo. Y además, obviamente Gai aprendió durante su etapa de genin que el poder de los Akimichi es algo impresionante e innegablemente valioso para la aldea.

— ¡Eso no tiene nada que ver! — Gai asiente y se cruza de brazos, cambiando su posición cuando comienza a hurgar en su bolsa para sacar un empaque de pan.

— Si usted lo dice, en ese caso aceptaré sus halagos, Gai-sensei — Chouji asiente y rápidamente extiende sus manos hacia él — ¡Y también aceptaré su pan!

Gai se ríe y le da el pan, guiñando un ojo en ese gesto cómplice que siempre le daba en la aldea cuando le obsequiaba pan a escondidas de todos. Y obviamente, es un truco que aprendió de Chouza-sensei. ¡Nunca sabes cuándo será útil esconder pan en la ropa!

— De todos modos, Gai-sensei — Chouji mastica su primer bocado, mirando entre él y Kakashi en una pequeña sucesión — Estoy sorprendido de que no intentaras quitarlo tú solo. Me pareció increíble ver la solicitud de Kakashi-sensei considerando que estaba contigo.

Gai se sonroja brevemente, dándole una mirada a Kakashi antes de volver a mirar a Chouji como si quisiera cambiar de tema y al mismo tiempo como si fuera absolutamente inevitable no decirlo.

— En realidad, sí lo intenté. Pero actualmente soy muy viejo, mi querido Chouji. ¡Y este es un trabajo para la nueva generación!

Chouji mastica el pan y luego de tragar un par de bocados mira hacia el boquete que dejó la piedra, contemplando algo en su mente antes de volver a mirarlos.

— Supongo que sí. La cosa estaba demasiado pesada — Chouji se encoge de hombros y luego vacía el resto de la envoltura en su boca.

— Sí, eso noté — Gai se rasca una mejilla, aunque probablemente no hay una sola razón para estar avergonzado de ser un poco viejo — Aunque si fuera diez años más joven, ¡no tengo duda de que lo hubiera roto con una sola de mis magníficas patadas!

El pinchazo de dolor en su pierna rota le da un recordatorio irónico de que una de sus patadas hizo más que destruir una piedra grande en el camino. La mitad del cuerpo de Madara era más duro que esa roca. Y si Gai fuera diez años más joven, con su pierna completamente bien, hubiera podido destruir esa roca y las siguientes diez montañas sin despeinarse y sin sudar.

Pero, bueno, la vejez es un regalo hermoso que muchos de sus compañeros shinobis no tuvieron la fortuna de vivir y Gai deja ir el dolor, sonriendo con orgullo por las hazañas de las nuevas generaciones y con agradecimiento por todas las cosas que el destino le ha permitido experimentar todos estos hermosos e invaluables años.

— Sí, yo también creo que hubieras podido tú solo, pero actualmente es mejor que te cuides, Gai-sensei — Chouji arruga la bolsa de pan, guardándola debajo de su gabardina — Aunque en mi opinión, todavía te ves intimidante, sensei. Todos en Konoha sabemos que te ejercitas sin parar.

Las palabras de Chouji podrían ser dichas solo por amabilidad o tal vez solo las dice en un intento de regresar el halago que Gai le dio primero.

Obviamente, Gai sabe de primera mano que no es muy intimidante ahora que está en silla de ruedas. Y aun así, la idea no lo deprime ni un poco; Gai se ha aprovechado de su condición y para ser honesto aparentar debilidad es una ventaja en contra de los enemigos que lo subestiman y se confían durante sus feroces batallas.

Konoha Shinden KakaGai FicletsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora