¿Me quiere?

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Al abrir los ojos me percaté que mi cama se hallaba vacía. Craig se había marchado.

Me levanté con pesar y caminé hasta el baño para poder darme una ducha. Abrí el grifo y dejé que el agua descendiera por mi cuerpo. Mi cabeza no dejaba de darle vueltas a lo sucedido la noche anterior mientras me debatía entre si debía ignorar el tema cuando me topara con Craig en el instituto (cosa que ocurriría eventualmente) o hablarlo y aclarar la situación, por más que me doliera aquello.

Tras largos minutos bajo la regadera me digné a salir. Terminé de arreglarme y salí camino a la escuela, rezando para no encontrarme con Craig durante la mañana.

Mi suerte no pudo ser peor que, de entre los más de mil alumnos que hay en el instituto, tuve que toparme precisamente con la persona a la que menos quería ver.

—Kyle, ¿podemos hablar?

—Buenos días Craig, claro —musité evadiendo su mirada.

Caminamos hasta un sector apartado del establecimiento, por suerte aún quedaba tiempo para que la campana sonara por lo que todavía no había demasiada gente rondando por la escuela.

—Bien. Te escucho —hablé y me crucé de brazos, en un intento de mostrarme serio.

—Sabes... Quería disculparme por lo que sucedió anoche —titubeó, sobándose la nuca—. No estaba en mis cinco sentidos, Tweek acababa de terminar conmigo y me aproveché completamente de la situación

Suspiré, sabiendo lo que venía a continuación.

—Creo que lo mejor sería que hagamos como que nada ocurrió y siguiéramos siendo amigos como hasta ahora, ¿sí?

Apreté la mandíbula, aguantando las ganas de mandarlo a freír monos al África.

—Está bien —contesté—. Entonces, ¿nada pasó?

—Nada pasó —sonrió y mi corazón se estrujó.

—¿Te parece si nos devolvemos juntos a casa a la salida?

—Sí, sí, ¿eso es todo? Me tengo que ir a clase —dije con fingida indiferencia para poder irme lo más rápido de allí.

Antes de que pudiera contestar, me volteé y empecé a caminar rumbo al salón. Me mordía el labio, en un intento de reprimir las inmensas ganas de llorar. Apenas entré pude ver cómo Stan me observó con preocupación.

—Kyle, ¿Estás bien? —me preguntó mientras yo abría la silla para sentarme a su lado.

—Sí —mentí descaradamente—, ¿por qué lo preguntas?

—Pareciera como si quisieras llorar

—Oh... Eso —hablé por lo bajo—, es solo que me pegué en la nariz y duele como el infierno

Aquello no era del todo mentira, la única diferencia era que mi dolor se situaba en el corazón y no en la nariz, como le había hecho creer.

—Ya veo —sonrió convencido—, espero que deje de doler pronto

También yo.

—Gracias —devolví el gesto. 

Luego de eso quedamos en un cómodo silencio, pues no había nada que decir y tampoco era necesario hacerlo.

Las clases pasaron con rapidez, de vez en cuando Stan o Kenny me hablaban pero simplemente no atendía a lo que me decían, mi mente estaba ocupada por aquel chico de cabellos oscuros como el carbón y orbes oliva que, a pesar de lo molesto que estaba con él, se dignaba a irrumpir en mis pensamientos.

Pétalos ➳ CryleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora