No me quiere

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—¡Dáme tu otra mano, Kyle!

Inmediatamente reconocí esa voz. Cómo no hacerlo si pertenecía nada más ni nada menos que al chico del que estaba perdidamente enamorado.

—Y-yo no puedo...

—Sí puedes, yo sé que sí —me animó, tendiéndome su mano libre para que la pudiera coger.

Haciendo uso de todas mis fuerzas, estiré lo más que pude el brazo para tomar la mano de Craig.

—¡Te tengo! Agárrate fuerte.

Pude sentir como era jalado y en pocos segundos ya estaba en la superficie, arrodillado frente a Craig el cual me tenía sujetado por los hombros.

—¿Estás bien? —Levanté la mirada para encontrarme con unos ojos que reflejaban preocupación—. Claro que no estás bien, qué imbécil soy —se recriminó, cosa que me causó algo de gracia entre todo el caos.

—¿Cómo...? —Empecé, pero no supe cómo formular la pregunta.

—Me quedé al final del grupo para fumar un cigarrillo —confesó—. Antes de que lo digas, sé que es una muy mala idea fumar en un bosque, pero me aseguré de apagarlo correctamente —se excusó con una pequeña sonrisa—. Y menos mal que me quedé, no quiero pensar qué hubiera pasado si no...

—Gracias, Craig —Le sonreí aunque pude sentir lágrimas cayendo por mi rostro en contra de mi voluntad—. Oh, l-lo siento yo...

—Ey... No te disculpes. Debiste tener mucho miedo, ¿no es así? —Sus manos se posicionaron sobre mi cara y con sus pulgares limpió los rastros de mi llanto, acto que desbocó mi corazón—. Tranquilo, ya estás a salvo.

Yo solo atiné a asentir con la cabeza. Demasiado pasmado ante el torbellino de emociones que estaba experimentando: miedo, felicidad, nervios, alivio, angustia... Y podría seguir tratando de descifrar cada uno de ellos, mas me sería completamente imposible.

—¿No te hiciste daño en algún lado? —preguntó alejándose un poco de mí para poder inspeccionarme de mejor manera.

—Creo que no... —Contesté, pues no me dolía ninguna parte del cuerpo en particular. Solo sentía mi brazo algo entumecido por haber tenido que sostenerme con él.

—¿Puedes levantarte? —se incorporó, tomándome por los brazos para ayudarme a ponerme de pie.

En eso, un agudo dolor proveniente de mi pierna me hizo soltar un quejido y me habría caído de no ser porque Craig me tenía sujeto por los brazos.

—Mi pierna... Creo que me torcí el tobillo.

—Vayamos primero a la cabaña y allí nos ocupamos de tu pierna —me dijo para luego ponerse de espaldas y agacharse—. Vamos, sube.

Obedientemente me subí a su espalda, rodeando su cuello con mis brazos. Por su parte Craig se enderezó y sujetó mis piernas con sus manos para evitar que me cayera. No pude evitar apenarme ante su amable y preocupado comportamiento; era como en una escena cliché donde la protagonista tropieza y es cargada por el chico del cual está enamorada...

Qué vergonzoso...

Escondí mi rostro entre el hueco de su hombro. Sintiendo mis mejillas arder con ferocidad.

—Me haces cosquillas, Broflovski —comentó soltando una suave risa mientras caminaba de regreso al campamento.

—C-cállate... —Le respondí en un susurro.

—Como ordene, princesa.

No tardamos mucho en llegar de regreso a la cabaña, pues que no habíamos alcanzado a subir demasiado la montaña antes del incidente. Seguramente el resto del grupo ya debió o debería estar por llegar al final del recorrido.

Pétalos ➳ CryleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora