Donde la confusa relación entre Kyle y Craig no llegaba a ninguna parte y Kyle ya no sabía qué hacer.
Iniciado: 09.05.2023
Finalizado: 21.05.2024
✦Historia escrita por mí.
✦Pareja: Cryle. Mención de Creek, Style, entre otras.
✦Los personajes no me...
Lo prometido es deuda, y es por eso que he traído un final alternativo para las personitas que quedaron con ganas de un final Cryle. ;)
El primera mitad del capítulo es igual al anterior final, nada más cambiaría tras el punto de inflexión. Sin más que añadir, espero que lo disfruten. <3
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Ante la aparición de la policía el chico pareció palidecer, yo por mi parte no podía estar más aliviado de haber corrido con tan buena suerte. Tras oír las órdenes de los oficiales mi captor soltó el arma y levantó ambas manos en señal de derrota.
La tensión que llevaba acumulada sobre mi cuerpo prontamente desapareció al ver a dos policías acercarse con armas en la mano.
—Ramírez, encárguese del agresor, yo me ocuparé de la víctima —habló una mujer, aparentemente más madura que el joven oficial que se encontraba a su lado.
—¡E-entendido, sargenta Jones! —respondió con cierto nerviosismo.
La mujer de cabello afro y piel oscura se acercó y se agachó a mi altura, comenzando a desatar las cuerdas que me tenían sujeto a la silla. Sentí mis muñecas y tobillos resentidos tras quien sabe cuántas horas de estar amarrados. Para finalizar, me quitó el paño que me impedía hablar y yo exhalé hondo tras el alivio de estar libre nuevamente,
—¿Estás bien, chico? —me preguntó la oficial de policía, colocando una mano en mi hombro.
—E-eso creo... —hablé, notando mi voz algo ronca y la garganta seca y algo rasposa.
—Ahora todo está bien —me dedicó una suave sonrisa y se puso de pie—: ¿puedes pararte?
Asentí y con lentitud me levanté de la silla, con el cuerpo entumecido y las piernas flácidas.
—Joven, queda usted detenido por secuestro e intento de homicidio —habló el hombre mientras intentaba colocarle unas esposas al rubio—. Absténgase de hablar, cualquier palabra puede ser usada en su contra.
Vi cómo el joven oficial guiaba al chico hacia lo que suponía que era la salida del lugar. El rubio solo se dignó a seguir al oficial con la cabeza gacha y la mirada ida.
—Ve afuera. La ambulancia no tardará en llegar —la mujer me informó antes de voltearse para gritarle a su compañero el cual estaba varios metros más adelante—: ¡Ramírez, registraré el lugar! Ocúpate del resto.
—¡Sí, sargenta! —le gritó de regreso a la oficial antes de salir del lugar con el rubio.
Yo por mi parte también comencé a caminar en dirección a la salida. Me tomó algo de tiempo debido a que mis piernas seguían algo entumecidas.
Cuando finalmente, tras cruzar las grandes puertas de metal, mi vista se cegó por unos instantes gracias a la luz del exterior. Después de un tiempo mis ojos se acostumbraron al drástico cambio, fue entonces que pude notar que estábamos en las bodegas abandonadas ubicadas en las afueras del pueblo.
