¿Me quiere?

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Dos semanas habían transcurrido desde que comenzaron a esparcirse rumores sobre mí. Fueron dos semanas en las cuales seguí recibiendo mensajes anónimos que contenían desde burlas hasta amenazas hacia mi persona. Dos semanas en las que estuve más cerca que nunca con el grupo, pero sobre todo con Stan, quien no se separó ni un solo momento de mi lado. También fueron dos semanas en las que me mantuve lo más alejado que podía de Craig, en las que intenté mantener la mayor distancia entre ambos. Bloqueé su número de teléfono, y cada vez que nuestras miradas se cruzaban por el pasillo apresuraba el paso y me dirigía en la dirección opuesta.

No tenía ánimos para asistir a la escuela, pero no quería preocupar a mis padres con lo que me estaba sucediendo. Poniendo el mayor de mis esfuerzos, me levanté de la cama y me alisté para ir a clases. Ya me había acostumbrado a las miradas y comentarios sobre mí, por lo que, llegado a un punto, me había dejado de importar.

Me dirigía a mi respectivo salón de clases cuando fui agarrado por el brazo y aprisionado contra la pared.

-Hasta que al fin te puedo atrapar

-¿Qué quieres, Tucker? -traté de sonar molesto, y en parte lo estaba. No podía entender sus actitudes tan cambiantes y confusas.

-¿Qué que quiero? -preguntó enarcando una ceja-. Me has estado evitando desde hace dos semanas y no he podido contactarte

-Ajá, sí, eso es porque te bloqueé -rodé los ojos. En respuesta, su agarre se volvió más firme-. Me duele, Craig -exclamé en un intento de apartarme-. Además, ¿no eras tú quién no me quería ver?

-¿Qué? Por supuesto que no -respondió observándome con el ceño fruncido-. He tratado de mantener la distancia para que dejen de hostigarte y también he estado haciendo lo posible para desmentir los rumores sobre nosotros

Sentí una punzada en el pecho. Tenía más que claro que no éramos absolutamente nada, sin embargo, escucharlo desde sus propios labios no dejaba de doler.

-Te lo agradezco muchísimo, Craig -solté con ironía-. Ahora, si me disculpas, sigamos haciendo como hasta ahora

Craig, algo desconcertado, aflojó el agarre y yo aproveché esa oportunidad para marcharme. Me sentía satisfecho al no haber caído ante él, mas no podía evitar sentir un poco de tristeza por toda la situación.

Llegué al salón donde ya estaba Stan esperándome en nuestros -ahora habituales- asientos: los del fondo. Hace poco, había logrado convencerlo para que no me esperara pues, debido a todo el acoso que estaba recibiendo, Stan no quería que estuviera solo. De igual forma, yo pensaba que tenía que retomar mi rutina. No podía estar dependiendo de él para siempre.

-Buenos días -lo saludé mientras me sentaba en la silla contigua.

-Buenos días, Kyle -me contestó con una sonrisa-. Te traje tus galletas favoritas -una sonrisa se dibujó en mis labios al ver que dejó frente a mí un paquete de galletas de vainilla.

-¿Sabías que eres el mejor? -comenté abriendo el envoltorio con entusiasmo.

En eso sonó la campana que indicaba el inicio de clase, dejando a Stan con las palabras en la boca.

Al finalizar la clase nos esperaban Kenny y Cartman. Los cuatro nos dirigimos a la cafetería para comprarnos algo que nos hiciera entrar en calor. Las temperaturas eran cada vez más bajas a medida que avanzaba el invierno.

Stan y Eric se integraron a la cola mientras Kenny y yo los esperábamos en una mesa ubicada al fondo del lugar.

-Ky, ¿Cómo estás? -me preguntó Kenny, rompiendo el silencio en el que nos encontrábamos.

Pétalos ➳ CryleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora