Pétalos ➳ Cryle

No me quiere

Lo siguiente que supe de Kenny es que había sido expulsado del instituto.

Los días también pasaron y la suspensión de Stan había terminado, lo que significaba que lo iba a volver a ver tras su declaración.

Mentiría si dijera que no habían estado rondando por mi cabeza sus palabras. Recordaba cada una de ellas; y de solo pensarlo me sentía angustiado. Tenía miedo. Miedo de perderlo, miedo de no volver a hablar y reír como solíamos hacer. Tenía miedo de que las cosas no puedan volver a ser como lo eran antes.

No quería alejarme de Stan pese a que no podía corresponderle. ¿Era un pensamiento egoísta? Absolutamente. Pero solo imaginarme el tener que seguir mi vida como si nada tampoco era una opción. Entonces, ¿qué debía hacer? ¿Debía rechazarlo y aceptar perderlo? ¿O debía darle una oportunidad y desear que, con el tiempo, me olvide de Craig y empiece a sentir cosas por él?

—Kyle, cariño, ¿puedo pasar?

Salí de mi trance tras escuchar la voz de mi madre del otro lado de la puerta.

—Sí, pasa —respondí mientras me abrochaba las agujetas de las zapatillas.

—¿Te falta poco, cielo? —preguntó una vez que ingresó a la habitación.

—Sí, ¿por qué?

—Porque Stan está abajo esperándote.

Tras escucharle, dejé lo que estaba haciendo para levantar la cabeza y mirarla—. ¿Q-qué...?

La presión se me bajó y me sentí palidecer. ¿De verdad Stan estaba aquí?

—¿Le digo que suba o que bajarás pronto?

—A-ah, s-sí. Dile que ya bajo —sonreí, deseando que no preguntase nada respecto a mi reacción.

—Está bien —sonrió—. No tardes.

Fue recién cuando mi madre se marchó que le tomé el peso a la situación.

¿Por qué Stan había venido? ¿Estará esperando que le dé una respuesta?

Soltando un suspiro, me puse de pie y cogí mi mochila. Coloqué mi mano en el pomo de la puerta sintiéndome extrañamente asustado, pero sabía que tenía que enfrentar mis problemas, sabía que nada iba a cambiar si huía de ellos.

Cuando ingresé en la sala de estar pude ver a Stan sentado en el sofá conversando con mi madre de una forma bastante animada.

—Hola —solté, interrumpiendo la charla de ambos.

—Kyle —Stan se puso de pie en cuanto me vio.

Apreté la correa de la mochila experimentando muchas emociones. El tenerlo frente a mí solo hacía que la confusión y el temor se asentaran en mi pecho.

—Será mejor que ya se vayan. ¿No querrán llegar tarde, ¿o sí? —intervino mi madre tras el incómodo silencio que se había formado entre ambos.

—S-sí. Ya nos vamos —le respondí, dedicándole una mirada a Stan para que me siguiera.

—Hasta pronto, señora Broflovski. Fue un gusto verla —dijo Stan dedicándole una sonrisa.

—Hasta luego, Stan. Que tengan un bonito día —se despidió mi madre, devolviendo el gesto.

Salimos de mi casa y comenzamos a caminar por las calles del pueblo, a una distancia considerable cabía aclarar.

La tensión que había en el ambiente casi podía cortarse con unas tijeras. Ninguno de los dos decía palabra alguna, solo nos dedicábamos a caminar en absoluto silencio.