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—Mendigo ONU, como caga.—se quedó molesto el mexicano, mientras hablaba con el colombiano.

—Calma—dijo extendiendo la primera “A”

—Esque....ahsjshjsjs, me enfada.

—Lo sé.

— Y luego!

—¡YA, MEXICO, YA! ¡CIERRA LA BOCA!

—...Que pinche genio.

.--------.

El paraguayo respiró agitado, había recorrido todo el edificio buscando a los integrantes del equipo al que pertenecía, y porfin pudo tenerlos a todos en un mismo lugar.

—ah...Bien...—logró regular su respiración.—Bueno...

—¿Para que nos pediste que vinieramos?—preguntó el zelandés.

—Bueno, quería que nos pusiéramos de acuerdo sobre como nos iríamos a la casa o departamento, si cada quien por su lado o todo juntos...—explicó

—Ohhh...

—¿Votamos?—preguntó el emiratí.

Sehh

Al final quedaron en irse todos juntos, pero caminando. “Pa' bajar la panza” pensó el mexicano.

.-Al día siguiente-.

.-En la oficina de ONU-.

—¿Estás ocupado?—preguntó el sudáfricano mientras asomaba la cabeza por la puerta.

—No mucho, Suda. ¿Que necesitas?—preguntó la organización mientras dejaba unos papeles sobre el escritorio.

—Amm...Bueno, decidimos irnos caminando, y quería saber si podías darnos la dirección.—preguntó con una ligera sonrisa.

—Oh, claro, les mandaré la dirección.— la organización tomó su celular y le mandó a cada integrante la dirección de la casa, a excepción de Norcorea, ya que este no teni celular.—listo.

—¡Gracias!—agradeció el Africano y salió de la habitación.

.--.

—ONU nos mandó la dirección a cada uno.—explicó Sudáfrica.

—Si, nos llegó.—respondió  Zelanda.

—Oh, cierto.

—Bueno, ¿Quieren irse de una vez o más al rato?—preguntó el malgache recargado en la pared.

Todos se miraron entre si, entendiendo la respuesta de los demás.

“Ahora”

El grupo decidió que México sería quién los guiaría. Y así salieron de edificio.

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Ya había pasado un buen rato desde que habían salido. Aún no habían llegado. Todos caminaban, o bueno la mayoría, ya que el  finlandés ya iba arrastrando los pies.

—Mex, ¿Cuanto falta?—preguntó el neozelandes.

—Eh...~— el mexicano revisó sus celular, donde venía la dirección, no tenía ni idea de dónde estaban.—Seh, falta poco.

—Ahhhh....Ya nos perdimos.—se quejó el emiratí.

—No es cierto, wey.—mintió

—Ajá.

—¿Enserio ya te cansaste? —preguntó el malgache.

—Un poco.—respondió el asiático menor.

—Bueno, eso te pasa por siempre andar en Ferraris.—respodió el sudáfricano.

—...No siempre ando en auto... Ni que no caminara.

—Pero la mayor parte del tiempo, si.—aseguró el malgache.

—¡AHHHHHH! ¡NO ENTIENDO NI PAPA!—grito el mexicano.

—Ya nos perdimos, ¿No?—preguntó el norcoreano.

—No, no, no....si.

—Ahhh! Presta para acá.—dijo el paraguayo quitándole el celular y revisando la dirección.—...Mex, ¡Ya pasamos por ahí hace media hora!

Todos comenzaron a quejarse. El mexicano se quedó callado.

—Bueno, GUIANOS.— Exclamó el norteamericano.

—¡Bien!

Mientras los americanos discutían sobre el bajo nivel de orientación del mexicano, comenzaron a caminar en dirección correcta. Minutos después, ya habían llegado.

—la casa es linda.—dijo en norcoreano con una ligera sonrisa.

—Seh.—aceptó el oceanico.

El grupo entró a la casa. México presionó el botón de la luz, comprobando que si había, al darse cuenta que el foco había encendido.

—¡Hay luz!—exclamó emocionado el norcoreano.

El malgache caminó a la cocina, para abrir la llave del agua, provocando que saliera un chorro.

—¡Y agua!

El sudáfricano y el norcoreano fueron corriendo a la cocina. Los demás se quedaron callados.

—...¿Porque se sorprenden por eso?—preguntó confundido el emiratí.

—alla no hay de eso...—susurró el finlandés.

Los africanos y el coreano pasaron un buen rato revisando la casa, y viendo sus “lujos” y “maravillas”.

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Ocho Pendejos Tratando De Convivir | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora