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   Eran las tres de la mañana, cualquiera diría que todos dormirían después de haber estado tantas horas caminando, pero el emiratí no. Estaba cansado, pero simplemente no podría dormir, y no, no era por los ronquidos del mexicano como cualquiera pensaría. Era algo...¿Diferente?

  Se giró en su cama, quedando sobre su hombro derecho, mirando hacia el mexicano. Luego suspiró.

—¿Que me está pasando?—se preguntaba. No era normal en el, normalmente se dormía temprano.— Agh...

—¿Pasa algo?—preguntó el mexicano, si estaba despierto, y logró escuchar al menor.

—¡Eh! Perdón, perdón, perdón, ¡Perdón!, ¿Te desperté?—preguntó apenado.

—Nah, ya lo estaba.—dijo.

—Oh...

—Entonces, ¿No puedes dormir?—preguntó mientras se daba la vuelta hacia el contrario.

—No...¿Y tú?—preguntó

—Yo sí, pero me desperté...—dijo.—ahora vengo.—el mexicano se levantó.

  México caminó hasta la puerta y salió, para luego dirigirse al baño, en la planta baja. Luego de hacer sus necesidades, volvió a subir.

pz, ¿Sigues despierto?—preguntó.

—Si.

El mexicano se acostó en su cama.—¿Quieres hablar?

—Me parece bien.

  Ambos se quedaron hablando un rato, hablaban sobre que hacían cuando tenían tiempo libre, si tenían mascotas, sus hermanos (que en el caso del emiratí eran bastantes)

—Espera, espera, ¿De verdad eres hermano de los gringos?—preguntó sorprendido el mexicano.

—Bueno...solo son mis hermanastros. Fuimos colonias de... Imperio Británico.

—eh...¿Cómo fue ella de madre?

—...

—¿Emi? Ay mierda, ya la cagué ¿No?—preguntó.— perdón, perdón, no era mi intención incomodarte o traerte malos recuerdos.—se disculpó rápidamente.

N-no pasa n-nada.—dijo con una voz algo quebrada, muy, MUY quebrada.

—¿Estás...llorando?—preguntó. Quería asegurarse, no lo sabía ya que las luces estaban apagadas.

—...

—Ay peque...—el mexicano se levantó y, a ciegas, caminó hasta la cama del emiratí.—Ghm...—se sentó.—ven aquí.

  El mexicano abrazó como pudo al contrario. Se quedaron así un rato, el menor se sentía cómodo, tal vez mucho. El mayor solo seguía disculpándose por lo que había dicho.

Ocho Pendejos Tratando De Convivir | CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora