Ocho Pendejos Tratando De Convivir | Countryhumans

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   La tarde anterior no hicieron nada más que ver una película en la tele, e ir por un helado, tomaron una foto y la mandaron a ONU. Y vaya baño se tuvo que dar el mexicano, le echaron agua de trapear ¿Recuerdas?

   La mañana del martes había llegado, los pájaros cantaban alegremente, había un clima cálido, y, sin contar el canto de los animalitos, habia silencio....

Ojalá fuera verdad, la vida no fue tan buena con nuestros protagonistas. Los vecinos habían amanecido con ganas de ir musica a todo volumen, los pájaros no cantaban solo picaban la ventana y ni hablar del clima, pinche friazo había.

—¡Es encerio! —exclamó el sudáfricano.

—Son las siete de la mañana....—se quejó el mexicano mientras sostenía una cobija sobre sus hombros.

— ¿¡7 de la mañana!? Es tardísimo...—dijo el norcoreano.

—No wey, es bien temprano—se quejó.

— Agh, ¡Voy a reclamarles!—exclamó el neozelandes.

—¡Voy contigo!—dijo el paraguayo.

Ambos salieron de la casa, siendo seguidos por un finés, quién trataba de hacer que los otros dos no hicieran un desastre.

—ahh....—el emiratí se tiró al sofá.—¿Que hacemos ahora?

—En mi opinión, tratar de que Zely y Para no maten a nadie.—dijo el malgache.

....

—¡Abran la puerta!—exclamó un molesto zelandés.

—Zel, para por favor, ¡Harás un drama!—dijo el finés, mientras “abrazaba” a Paraguay para que no hiciera lo mismo que el contrario.

—¡No!

Depronto se abrió la puerta.

—¿Que necesita?—exclamó el vecino, tuvo que gritar ya que la música estaba muy fuerte.

—¿¡Cómo que que necesito!? ¡Esa maldita musica está muy alta! ¡Y son las malditas 7 de la mañana!—grito Nueva Zelanda.

—¿¡Y eso que!?

—¡¿Esta loco!?—gritó el paraguayo, quién traía en su pierna al fines.

—¡Paren!—gritó el fines.

—¡Y que si lo estoy! ¡Tengo derecho a escuchar musica al volumen que YO quiera!—gritó el hombre molesto.

—¡Eso es mentira!

La pelea continuó un rato, solo llegaron a las palabras. ¿Porque terminó? Bueno, la esposa del hombre llegó, molesta, hizo que apagara la música y se disculpó con los countries.

—De verdad, lo siento mucho.—se disculpó, nuevamente la mujer, avergonzada.

—Tranquila, no fue su culpa

Minutos después, los tres countries estaban nuevamente en la casa.

—¡Volvimos!—exclamó el paraguayo.

—¿Cómo hicieron para callar al vecino?—preguntó curioso Sudáfrica

—Bueno, una sola palabra, esposa.

—ohh...—dijo el norcoreano.

—Dormiré otras tres horas.—dijo el mexicano.

...

Pasadas ya algunas horas, solo se encontraban 4 personas, las otras cuatro, Finlandia, Paraguay, Corea del Norte y Nueva Zelanda, habían salido a comprar cosas

—mhm...¿Creen que...sea buena idea?—preguntó el paraguayo.

—Seh—respondieron todos.

—mmm Okay.

Por otra parte, lo que estaban en casa...bueno:

—¡Mexico, Quitamela, Quitamela!—gritó el emiratí, ¿La razón? Fácil, se le subió una cucaracha.

—¡No puedo wey, me dan miedo!—exclamó el mexicano.

—Pffff... —el sudáfricano se aguantó la risa.—Mada, quitaselos de una vez!

—JAJAJAJA ESPERA QUE DEJE DE REÍR.—Dijo el malgache entrecortado

—¡QUITAMELO!

—¡NO PUEDO!

En ese momento llegaron los otros cuatro.

—¡Volvimos fami-... ¿Que rayos está pasando?—dijo el paraguayo.

Y claro, ¿Quieren no preguntaría eso?
Literalmente había un hombre gritando, otro respondiendole, y otros dos riéndose como ratas drogadas.

—L-lo que pasa es que...—hizo una pausa para tratar de regular su respiración.—je...a Emiratos se le subió una cucaracha.—dijo el malgache.

—...¿Y porqué no se la quitan?—preguntó el paraguayo.

—Je...A México le dan miedo y Mada y yo nos estábamos riendo...Je.—dijo el sudáfricano.

El final si le quitaron la cucaracha.
Los recién llegados sacaron lo que trajeron de comida, además de una bolsa negra, la cuál, llamó la atención de los africanos, el mexicano y el emiratí.

—¿Y eso que es?—preguntó el mexicano.

—Ah...es algo que trajimos...para una actividad.—explicó el zelandés.

—oh! ¿Y que es?—preguntó emocionado el malgache.

—Jeje...Disfraces.—dijo el paraguayo.

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