A las 6 de la tarde llego a casa, estoy molida, después de ir de compras nos fuimos a comer al Burger King, sin antes llamar a mi madre para avisarle que no iba a comer.
En cuanto me ve mi madre, me da un abrazo enorme.
— Cariño, te he echado mucho de menos—dice mi madre con voz triste. Cuando se comporta así es porque ha estado viendo videos de cuando yo era pequeña y estaba mi padre todavía vivo.
—Yo también mama, que pasa, as estado viendo los video de familia?? —digo con voz cariñosa.
— Si, es que hecho mucho de menos a tu padre — me dice con voz llorosa. Yo también lo hecho mucho de menos, pero no quiero que me vea mi madre llorar, es una persona muy sentida, igual que yo.
—Lo se, yo también lo hecho de menos, seguro que donde este, no quiere verte así de triste.— le digo para animarla un poco.
— Tienes razón, venga vamos a cenar algo y te acuestas que seguro que estas cansada. —me dice con un tono mas alegre. Mi madre es la persona mas alegre que conozco, pero a veces le dan bajones, como a cualquier persona.
Nos ponemos a hacer juntas unas ensaladas cesar, están riquísimas, nos las comemos y hablamos un poco de nuestro día. Después me marcho a mi habitación a descansar, me preparo para meterme en la cama y cojo un libro que me estoy leyendo y al rato caigo en un profundo sueño.
··············
Me despierto sudando, con el corazón a mil, he vuelto a soñar con Dylan, ya hace una semana de lo que paso y no lo he vuelto a ver, siento que me falta algo y no puedo parar de pensar en el. Me levanto de la cama y cojo del cajón de mi mesita el colgante que me dio, me lo pongo, cierro los ojos y tocando su piedra, deseo con todas mis fuerzas que este aquí.
—Hola Rubí— oigo una voz en mi habitación. Cuando abro los ojos veo que es Dylan, me levanto de un salto del susto, no me lo esperaba.
—Que susto me has dado! Que haces aquí? Como….—Me corta antes de terminar la frase.
—Como he llegado? El colgante que te di, ademas de protegerte, puede traerme si lo deseas.— dice con esa voz sensual que me vuelve loca.
Me empiezo a sentir muy nerviosa y tengo mucha calor, siento unas ganas de besarlo, no se porque.
No aguanto mas, voy corriendo hacia el y lo beso en la boca, el me corresponde, es un beso suave y lento, se fusionan nuestras lenguas encajando perfectamente, como si fueran una, siento una electricidad única por todo mi cuerpo, me separo para poder respirar y lo miro a los ojos y de repente pienso lo que acabo de hacer y me ruborizo.
— Lo siento…..yo…. No se que me ha pasado.— digo con voz temblorosa. Yo no soy tan directa, eso es mas el estilo de Natalie, pero con él, no he podido evitarlo. Dylan me mira como nunca me había mirado, en este momento me gustaría leerle la mente, pero por alguna extraña razón no puedo.
— Tranquila, yo también lo deseaba.—dice con esa voz que me encanta.
— Porque no puedo leer tu mente? —le pregunto de repente. Necesito saber porque no puedo escuchar lo que piensa.
—soy una sombra pero antes fui un ángel y a los ángeles no se les puede leer la mente—me dice mirándome a los ojos con una sonrisa picarona.
—Que pasa? Te hace gracia algo? —le digo un poco molesta.
—Si, tú, porque te gustaría leerme la mente, a que si?—me dice mientras me guiña un ojo. Como se ha dado cuenta? Joder, que vergüenza! Me vuelvo a ruborizar.
— Vale, si, me hubiera gustado saber que piensas, la verdad.—Le digo mientras me miro las manos. De repente me coge de las manos, me mira a los ojos y empieza a acercar lentamente sus labios a los míos, me pone súper nerviosa, porque va lento y yo lo quiero ya, lo cojo fuerte de la cabeza y empiezo a besarle frenéticamente, como si no hubiera un mañana, con necesidad, como si no pudiera vivir sin el, y entonces me doy cuenta, lo quiero, me he enamorado de una sombra, de mi sombra.
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Rubí, La Elegida.
FantasyRubí, es una chica que después de morir, vuelve a la vida, y cambia todo su mundo, vuelve con poderes y descubre todo un mundo nuevo de criaturas fantásticas, hadas, elfos, oráculos....pero también criaturas oscuras, vampiros, hombres lobos, brujas...