Los hermanos y las mariposas

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Los ojos del pequeño Gregorio se abrieron primero, era tan temprano que uno podría pensar que el pequeño pelirosa no había cerrado los ojos en toda la noche.
Las noticias del día anterior le habían emocionado enormemente, ambos irían al jardín de niños, Gregorio y Andrés por fin convivirán con otros niños de su edad.

Claro, no todo podía ser malo después de todo, si, extrañaba su casa en el campo, pero, el mudarse a la ciudad por el trabajo de su padre tampoco era una perdida total ¡No si había más niños para jugar con los dos hermanos!
– ¡Andrés! ¡Arriba Andrés!– sacudió a su hermano quien era por unos segundos menor que el, con la intención de despertarlo.

– No fastidies, Gregorio– respondió el de cabellos azules intentando volver a dormir, mientras Gregorio seguía sacudiendolo.
El fastidio fue demasiado para el pequeño Andrés, abrió sus ojos color aguamarina con molestia y empujó a su hermano mayor fuera de la cama – ¡Dije que ya basta idiota!– gritó con su infantil voz al mismo tiempo que lanzaba una almohada al rostro de su hermano, demasiado enojado como para controlarse, siempre había tenido esos arranques, incluso desde más pequeño, por esta misma razón, Gregorio no le tomó importancia a las palabras amargas de su hermano peliazul, sabía que no lo decía con intención de lastimarle, solo era muy, muy irritable.

Después de unos pocos ejercicios de respiración, Andrés ya estaba como nuevo, preparado y listo para comenzar su mañana.
A diferencia de su hermano, el no se había tomado el cambio de aires tan bien, últimamente se despertaba de un humor más malo que de costumbre y esto daba lugar a más rabietas.

A diferencia de su hermano, el no se había tomado el cambio de aires tan bien, últimamente se despertaba de un humor más malo que de costumbre y esto daba lugar a más rabietas

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Ya listos, desayunados, peinados y bañados, los dos niños salieron de casa, acompañados de su madre.
Gregorio estaba tan feliz que daba saltitos de alegría y saludaba a todo el que pasara a su lado con un "buenos días", mientras que Andrés arrastraba los pies con la intención de caminar lo más lento que pudiera, tal vez así les negarían la entrada al kinder y podría quedarse un rato más dormido en su cama.

Para su mala suerte, no fué así, habían llegado a tiempo a la entrada de la institución.
Y por fin, ambos hermanos gemelos coincidían en una cosa...

Sentían mariposas en el estómago por los nervios.

Si Pudiera Prestarte Mis Ojos (Unicorn Wars)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora