Si Pudiera Prestarte Mis Ojos (Unicorn Wars)

¿que me pasa?

Últimamente Coco le parecía menos insoportable y al mismo tiempo deseaba evitarlo más que nunca, Andrés no dejaba de observar sin querer al rubio de ojos violetas, cada vez que dejaba de prestar atención se sorprendía a si mismo mirándolo, tampoco ayudaba que estuviera casi 24/7 con el rubio revoloteando alrededor por proyectos, trabajos o simplemente puro ocio, anteriormente a Andrés le gustaba comparar al chico con una mosca, pero, últimamente solo podía verlo como una mariposa, torpe, extraño y de alguna manera, atractivo a la vista.

Incluso su hermano mayor había notado el cambio, "es positivo" le decía "ya no eres tan violento", Andrés consideraba eso estupideces, el seguía siendo completamente igual, solo que tener al mastodonte rubio pegado como chicle le dificultaba golpear gente, definitivamente no era por qué estuviera siendo cuidadoso de no meterse en problemas para pasar más tiempo en calma con Carlos.

- dres... Andrés... ¡ANDRÉS!- el peliazul salió de sus pensamientos al sentir el fuerte grito en el oído, molesto por la interrupción, giró su cabeza hacia la fuente del ruido para maldecir a cualquiera que le hubiese gritado se sorprendió al encontrase cara a cara con Carlos; centró la mirada en los ojos del muchacho jamás había notado el color violeta tan intenso que estos tenían -¿que? ¿Porque gritas, tarado?- preguntó sin apartar la mirada, arándanos, podría decirse que sus ojos parecían un par de dulces arándanos, - estuve hablándote por un buen rato ¿Que te pasa? ¿Te sientes bien?- preguntó Carlos, su rostro reflejaba preocupación, - bueno, si le gritas a alguien en el oído, de seguro se aturde, imbécil - respondió dando unos pasos para atrás, creando distancia entre ambos, Carlos le miró extrañado, aún no terminaba de tragarse la excusa, nunca estaba seguro de creer todas las palabras que salían de la boca del de ojos azules.

-¿Y bien? ¿Ya se van a besar?- preguntó una voz distante, Armando, que se estaba acercando junto con Gregorio, al parecer ellos ya el habían dado toda la vuelta al centro comercial, - Armando, no seas así, Andrés solo está conviviendo con su amigo - comentó el gemelo mayor, estaba feliz por su hermano, al fin parecía querer dejar entrar a más personas a su vida.

- mira quién lo dice, Achuchones, tu estás agarrando de la mano a mi hermano y nos arrastraron a los tres a su tarada cita- respondió el peliazul con molestia, haciendo enrojecer a Gregorio, Andrés le miró orgulloso - si, y yo si me lo besé- respondió en tono de burla, provocando que Andrés hiciera cara de asco al escuchar aquello.

Al terminar el día, cada quien caminó rumbo a sus hogares, Andrés y Gregorio entraron por la puerta principal, -¡Ya llegamoos!- el menor de los hermanos se encargó de anunciar su presencia en el edificio, no parecía haber respuesta.
Restándole importancia, ambos hermanos procedieron a continuar con la rutina, cenar, alistar la mochila para el día siguiente y por fin prepararse para dormir, Gregorio fue el primero en caer dormido, Andrés le siguió por apenas unos minutos de retraso.

En la oscuridad de la noche, Pedro logró abrir la ventana del hogar ajeno, había estado tantas veces en ese lugar, tantas noches mirando y esperando pacientemente, deseando ser notado, eso nunca ocurría.
Caminó con cautela a la habitación compartida, dos figuras dormían plácidamente en camas separadas, cubierto en la seguridad de la obscuridad, se acercó a la cama junto a la ventana, podía oír la respiración de Andrés, dormía tan pacíficamente, acarició el rostro del muchacho inconsciente - ¿porque te alejas?¿Que tiene ese que no tenga yo?- preguntó en un susurro el pecoso, sin apartar la vista del muchacho.