ℙreludio: Rosas azules

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7 de marzo de 1928

Los rayos de luz solar por fin alcanzan mi ventana, haciendo brillar los pétalos azules de una de las vidas que más atesoro. Mis manos tiemblan un poco mientras vierto agua sobre la tierra. Cada vez que miro esta rosa, estoy presenciando un milagro de la vida; un espécimen raro y único en todo el mundo.

—A veces me pregunto... ¿Cómo te sentiste al saber que seguías viva luego de que cambiaron tu color? —pronuncio, dejando la taza de agua en el alféizar—. De alguna manera, puedo entenderte, pues yo estuve muerto en vida durante mucho tiempo, y creí que, así como era imposible que existiera una rosa azul, también sería imposible que yo pudiera regresar a la vida, pero ahora... Tras haber caído en lo más bajo, otra vez estoy recibiendo la luz del sol sobre mi piel... Igual que tú.

Dejo ir un suspiro melancólico.

—¿No fue abrumador abrir tus pétalos por primera vez? Tú alguna vez fuiste una rosa blanca... Tal vez creías que morirías como naciste, ¿Qué se sintió que te convirtieran en un ser muy diferente al que pensaste que serías? ¿Cómo fue transformarte en algo único y desconocido? Has de haber sido muy valiente, pues para mí siempre ha sido más fácil morir como una rosa blanca, por eso preferí marchitarme. Pero estoy aquí, contra todo pronóstico... Igual que tú.

En eso, viene a mí el recuerdo del responsable de que esta rosa azul pueda existir; la persona que vino desde muy lejos, e hizo posible lo imposible.

Esta mañana, pienso en él más que nunca.

Porque hoy es un día especial

Hoy es el día que Gerard me pidió ir por él a la estación de trenes, con la condición de estar completamente seguro, sin ninguna duda. Y lo estoy... Después de una larga charla con mi hija, por fin pude comprender qué es lo que más desea mi lastimado corazón.

Este día, tengo muy presente cuánto tiempo me ha llevado el tomar esta decisión, los años en los que estuve estancado en un profundo pozo sin salida.

—¿Cuántos intentos tomó que tú estés aquí? —le pregunto a la rosa, acariciando sus pétalos con suavidad— ¿Cuántos intentos me tomará a mí lograr otras cosas que creí imposibles? Enmendar mis errores, recuperar lo perdido... ¿Será hoy? ¿Será mañana? Porque yo... Lo deseo intensamente. Ahora que me siento más vivo que nunca, quiero que esa existencia valga la pena ¿Pero el deseo será suficiente?

Espero que sí

La idea de cerrar un capítulo para iniciar otro, me hace sentir nervioso, no porque dude que sea lo correcto, pues sé que lo es. Lo que me tiene hecho un manojo de nervios, es la expectativa ante lo desconocido; enfrentarme a aquello que siempre evadí y, a la vez, asumir la responsabilidad de todos los errores que he cometido durante las últimas dos décadas.

Comprendí que tengo que dejar de aferrarme a tiempos que ya no existen y, para eso, debo despedirme de Jamia y pedirle las disculpas que le debo. Hoy iré a verla al cementerio y, una vez que me haya librado de todas mis cargas, buscaré a mi nueva alma gemela.

Lo cierto es que no sé cómo darle la cara a mi pasado, pero hay algo que sí sé; y es que debo tener valor. Le dije a Lily que la valentía no es la ausencia del miedo, sino el salir adelante a pesar de tenerlo. Yo pienso que tanto ella como Gerard son personas realmente valientes; se necesita de mucho coraje para darle una segunda oportunidad a alguien como yo.

—Ellos han depositado su confianza en mí; creen firmemente que tomaré la decisión correcta —le cuento a la rosa—. Y yo no quiero decepcionarlos. Por eso, anhelo tanto abrir mis pétalos... Igual que tú.

My Beloved; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora