My Beloved; Frerard

𝕏𝕏𝕀𝕀𝕀: Preámbulo

8 de junio de 1928

Frank disparó dos balas al aire, haciendo un par de agujeros en el techo que, al romperse, crearon una breve lluvia de escombros. Los cobardes empezaron a huir, incluyendo al tipo que estaba encima de Cherry Blossom.

Sufrí una sordera momentánea, de la cual culpo más a los nervios que a los fuertes disparos. En medio del caos, mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. Sin pensarlo, corrí hacia Cherry, quien se encontraba llorando y temblando. La pobre estaba tan conmocionada, que hizo caso omiso a la manera en que la envolví con mis brazos y la saqué de allí; se olvidó de cualquier disgusto o resentimiento y se aferró a mí como si su vida dependiera de ello.

Frank entró en una especie de trance, la mano le temblaba sin control después de haber disparado el revólver. Tuve que llamar su nombre para que reaccionara.

Nadie pronunció una sola palabra durante el camino de regreso a la mansión, pues estábamos muy tensos como para decir algo. Cherry no dejaba de llorar en mis brazos, pero yo la abracé fuerte, y acaricié su cabello hasta que se calmó. Le repetí varias veces que todo estaba bien, ya que pudimos evitar lo peor.

Qué equivocado estuve

Al regresar a casa, los pétalos de cerezo seguían volando con el viento, uno de ellos se posó en las manos de Cherry, y esto reanudó su llanto. 

«Es normal que esté asustada». Me dije, mientras la acompañaba adentro. Frank todavía lucía devastado y mi corazón seguía acelerado.

Pensábamos que aquellos sentimientos serían transitorios, que solo estábamos nerviosos por lo rápido que sucedió todo, pero que teníamos suerte de haber llegado antes de que fuera "demasiado tarde".

Creíamos que habíamos salvado a Cherry, y que todo esto quedaría como un mero intento de Bert y Rebecca de arruinarnos la vida, uno que estuvo muy cerca de hacerse realidad y que pagarían muy caro.

Sí... Pensábamos que todo había terminado.

Pero fue solo el comienzo

Desde entonces, todo ha ido en picada, hasta alcanzar el más bajo fondo, donde Frank y yo nos encontramos ahora: llorando destrozados frente a la cama de hospital donde Cherry Blossom está postrada.

Esta mañana la pillé encerrada en el baño; acababa de beber un montón de lejía.

Horrorizado y temblando del pánico, grité por ayuda. Ronnie apareció, la tomó en sus brazos y corrió hacia las afueras de la mansión, donde, afortunadamente, Ray acababa de llegar con el coche; él nos llevó hasta el hospital, desde donde tuve que llamar a Frank, quien salió corriendo del trabajo para venir.

A Cherry le hicieron un lavado de estómago y ahora se encuentra fuera de peligro, pero eso no arregla el hecho de que esto no haya sido un accidente o un ataque... Ella se hizo daño a sí misma deliberadamente, y eso es lo que más nos duele.

Ahora sabemos que el peso de una violación no radica solamente en la invasión física, y que, si sucedió o si solo estuvo a punto de pasar como fue en este caso, realmente no importa; es solo el preámbulo... La puerta al infierno.

Porque sí, después hay más, hay mucho más; la pena, las pesadillas, los recuerdos, la culpa, los cuestionamientos...