Capitulo VIII

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El Imperio observo la carta atónito e intrigado de cierta forma.

Francia, la mujer que le tenía un asco total a los indígenas, la cual le había criticado hasta la muerte el tener hijos con los territorios de este lado del mundo, esa misma Francia ¿Invitaba a Gran Colombia a una fiesta?, ¿qué plan tenía esa loca mujer en la cabeza?

Él tomó las dos invitaciones que venían en el sobre y las miro. Eran reales, esto no era una broma.

Una señora de edad avanzada lo llamo, diciéndole que entrará a comer, le preguntó si el dueño del hogar ya estaba comiendo y ella le respondió que sí, por lo cual entró con su ramo de flores del día de hoy y mandó a su criado de regreso a la posada.

Al entrar a la cocina, el hombre tricolor se encontraba comiendo un plato de algo llamado "arepa" y un café matutino. Con cuidado de que no lo apuntará otra vez con su espada, se acercó y tocó su hombro.

—Gran Colombia, vuestra brillante belleza deslumbra mis ojos en esta mañana —tomó su mano y la beso, seguro de que no lo aportaría, ya que había avanzado hasta ahí sin se herido por la afilada espada grancolombiana—, la fortuna está de mi lado al poder contemplarle.

El grancolombiano, con un ligero tono rojo en sus mejillas, apartó su mano lentamente, sin mover sus ojos de los contrarios.

—Buenos días, español. —fue lo único que le dijo, tomando las flores y dejándolas a un lado.

Gran Colombia iba a seguir con su arepa hasta que noto un sobre en las manos del español, su contrario al notarlo se dispuso a inventar algo a su favor.

Realmente no sabía el motivo por el cual invitaban al tricolor, pero ser el héroe siempre atrae la atención y te hace ver más atractivo.

—He comenzado a cumplir con mi trato y le conseguí una invitación a un gran evento con importantes personajes que podrían ser de vuestra ayuda para hacer tratos comerciales.

Le entrego una de las invitaciones al país del sur que estaba frente a él. Gran Colombia tenía un brillo particular en los ojos, solo podía pensar en lo complicado que había sido para el enviarle siquiera una carta a la francesa, ya que ninguna era contestada.

El poder tener la oportunidad de ir, era sin duda, muy bueno desde su punto de vista.

—Aquí dice, que la reunión se llevará acabo en 3 días, justo al atardecer —leyó el grancolombiano—. Sugiero irnos al terminar la segunda comida del día.

—Por supuesto que sí, mi amado, puede realizad el viaje en mi barco, y mirareis como llegaremos el día exacto.

El tricolor iba a hacer una objeción, pero recordó que su barco de viaje había sido utilizado en la guerra y estaba completamente destrozado, además de los otros que eran usadas exclusivamente para el comercio.

Sin más, acepto el viaje, ¿Qué tan malo podría ser?

Sin más, acepto el viaje, ¿Qué tan malo podría ser?

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❝ 𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸𝓷 𝓡𝓸𝓽𝓸  ❞┊↠𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐦𝐛𝐢𝐚↠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora