Era un nuevo día para el gran colombiano, un nuevo despertar que llena su vida de gozo y felicidad, intentando seguir en lo complicado y complejo que podía llegar a ser el mundo y la vida en general.
Su día empezaba con normalidad, nada especial o del otro mundo. Buscando sus botas y su traje limpio y bien arreglado con la esperanza de sobrevivir otro día más a el mundo en el que le tocó vivir.
Desde el momento de su nacimiento, recuerda haber estado en los campos de batalla, comandando tropas liberales y luchando a muerte con españoles o traidores que se cruzaban en su camino. Con las enseñanzas de su gran maestro y fundador, su Libertador Simón Bolívar, pudo sobresalir a días de su nacimiento en los campos de batalla como un guerrero implacable y fiero, así como un maestro con su espada.
Pero, ciertamente, en todo lo que respecta fuera del campo de batalla, era bastante ingenuo y algo estúpido.
El mismo estaba consiente de ello.
Es que, ¿Aceptar que su propio enemigo por el cual había pasado luchando y el causante de la muerte de muchos de los suyos en su casa? Es simplemente algo ilógico, y muy precipitado de su parte.
Siempre hubo una parte de él que se odiaba a sí mismo por su ingenuidad e inseguridad.
Pero, ¿Qué más le quedaba a su pobre alma por hacer? Su propia mascara de seriedad implacable y su espada eran su propia forma de ocultar lo inseguro que era de sí mismo.
Es que, incluso habiendo sacado a los españoles de su tierra, el reconocimiento internacional de su propia existencia legítima como territorio independiente, soberano y delimitado, solo podía darse por algunos países, que terminaban viéndolo como un plebeyo más que como un igual.
Es así que Austria, Francia e imperios como Inglaterra, quienes podían ser grandes socios comerciales para el gran colombiano, solo reconocían las independencias en América si los nuevos Estados se sometían a un sistema monárquico nombrando como soberanos a miembros de las dinastías europeas.
Eso, aunado a las condiciones económicas en las que se encontraba el país a causa de la guerra, le eran muy dificil tener un ingreso para inversiones en el territorio nacional.
Gran Colombia tenía una deuda externa de almenos unos 12 o 14 millones de piastras grancolombianas, debía conseguir un ingreso más aparte de la agricultura.
Él quería exportar y vender productos nacionales, para obtener dinero y así poder volver a alzar su nación. Debía seguir buscando dinero para mantener el ejército y seguir con su sueño a todo el continente una sola nación.
Nunca pensó que su sueño sería tan difícil.
Por eso acepto sin mucho rechinar la ayuda de su enemigo, no está orgulloso de eso, de haber sido por él, le hubiera encantado poder dar una pelea digna antes de aceptar o sacarlo de su territorio a patadas.
Pero, necesitaba esas ayudas económicas, las oportunidades de llegar a nuevos compradores eran únicas, quería demostrar que el podía hacer grandes tratos que ayudarían a mejorar la nación.
Esperaba lograrlo, y su esperanza creció tan grande como el mar. Su sueño se cumplirá, decía él.
Ya listo para su día, tomo su fiel espada y se vio al espejo.
Sus ojeras marcadas y su ceño fruncido lo hacían ver más viejo como sus contemporáneos, incluso si el era una joven nación creciente.
Se palmeo la cara para darse ánimos y se encaminó a la cocina.
Mientras caminaba miraba los grandes pasillos elegantes y con adornos algo lujosos, un gran militar como él merecía lo mejor. Pero aún así, ese lugar era tan grande que se deprimia, ya que vivir sin compañía podía ser muy aburrido y algo desesperanzador aveces, solo con algunos sirvientes y trabajadores que estaban a si total disposición.
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❝ 𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸𝓷 𝓡𝓸𝓽𝓸 ❞┊↠𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐦𝐛𝐢𝐚↠
Fanfiction🥀] Una historia donde el Imperio Español, segado poe la ira, se le ocurre la idea de enamorar y robar a la Gran Colombia como parte de su venganza. 🥀] Y donde el grancolombiano tendrá que cuidar de 4 hermosas criaturas. * • • ◕◕════🍂🍃════◕◕ • •*...