Laureles

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El ambiente pesado de la habitación hacia que la existencia se sintiera miserable para aquel imperio que había sido, en su época, uno de los más importantes e influyentes.

¿Quién hubiera creído que esa misma persona estaría en sus últimos momentos de vida teniendo que hacer esto?

Todo se remonta a lo que habló hace poco con su Cardenal de confianza.

— Haz realizado muchas barbaries, Imperio —dijo mientras examinaba la biblia para acompañar al bicolor en su castigo—

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— Haz realizado muchas barbaries, Imperio —dijo mientras examinaba la biblia para acompañar al bicolor en su castigo—. Hay cosas que ni siquiera Dios puede perdonar.

— ¿Cuál ha sido, oh Señor, mi pecado? —recitó mientras rezaba.

— No te queda mucho en este mundo terrenal, el imperio está cayendo desde dentro. El hombre ha contaminado, lo que debía ser perfecto, con su pecado.

— Me arrodillo ante ti, quebrantado de corazón por el mal que he hecho contra ti, y suplico por tu gracia y misericordia sobre un pecador lamentable, que ha venido a confesar que Jesucristo es el Señor, y que Él es mi Salvador y Redentor.

¿Por qué se ha venido a confesar el español se preguntaran? pues es algo sencillo.

Su momento ha llegado.

Nadie le había dicho nada de la inestable situación de los territorios del reino, él mismo lo sintió en lo profundo de su alma y sus tripas, torturando su alma con dolores tan intensos como el impacto de una cruz que pesaba con mil demonios sobre él.

Nunca pensó, a lo largo de su vida que se podría sentir tanto dolor al desaparecer, por lo que habló con el cardenal de su trágico infortunio. Quería morir con el perdón de Dios al menos.

Rezar 7 días enteros sin descanso y en ayunas, fue una parte de lo encomendado para buscar el perdón divino.

Pero había algo más que debía hacer si quería alcanzarlo...

Buscar el perdón de todos sus hijos.

Actualmente, algunos ya han muerto o estar resurgiendo de otra manera, tenía varios que no sabía muy bien donde estaban. Con muchos habían quedado en términos decentes para no tener que buscar perdón, pero existía al menos un par con el que necesitaría hablar.

«¿Dios, enserio todo esto para poder morir en paz? Que os den», llegó a pensar alguna vez en una de las tantas visitas de los territorios que lo conformaban.

Se preguntaba si Cuba podría disculparlo en cuanto se independizara, mas había un grupo que tendría que buscar.

Esos bastardos que tuvo con Gran Colombia, seguro que lo perdonarán.

Ya había terminado hace algunos días sus oraciones, pero su salud no tenía mejoría

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Ya había terminado hace algunos días sus oraciones, pero su salud no tenía mejoría. Podía verse el cansancio en sus ojos, que estaban ojerosos y decaídos, además de su apariencia que podría pasar como la de un anciano humano (lo cual era muy difícil de ver para la mayoría).

Hoy iban a venir sus territorios de la Gran Colombia, un trio de mocosos con una bebé defectuosa de aún no había logrado desarrollarse. Que patéticos resultaron ser, al igual que su padre.

Pero los necesitaba para disminuir el dolor intenso que sentía en su cuerpo.

Que injusto podían serlos seres divinos, con alguien que llevo su palabra y purificó a los sucios mundanos a lo largo de los continentes.

Recostado en su cama, pudo ver cuando la puerta frente a sus ojos se abría dejando ver varias figuras de gran altura y melenas de colores brillantes, las cuales venían con miradas que son indescifrables ahora mismo.

Puso su mejor sonrisa.

— Ole, ¿Qué tal, críos desconsiderados? Su padre tiene mucho tiempo enfermo, una visita nunca estaría de más —con su mano le hizo señas a los guardias que lo cuidaban para que se fueran lejos de la sala, así tal vez los chicos estarían más dispuestos a lo que él quisiera.

— Marico viejo, a nosotros no nos vas andar diciendo críos desconsiderados.

— Si, metete una mondá en la raja, gran guevon.

Su sonrisa se torció un poco al escuchar el comentario, pero nada que algo de joda no pudiera resolver.

— ¡Es bueno verlos con tanta energía! Les agradezco que hayáis venido a casa.

— Papá, es que nosotros venimos a darte algo muy especial, ¿Verdad?—dijo Ecu al voltear a ver a sus hermanos, quienes afirmaron con la cabeza.

— ¿Me habéis traído una ofrenda? Que chulo, a verla!

— ¡De la Gran Colombia pa' ti, hijueputa!

Al terminar de decir eso, los tricolores tumbaron al anciano de la cama, estando en el suelo lo golpearon e insultaron de muchas formas. Tratándolo como una basura

¿A él? ¿¡Cómo se atrevían estos mal nacidos!? Al verse mal herido, bramó:

— g ¡G-UARDIAS!

— ¡Cojudos, corraaan!

En un instante habían logrado escapar de todos los guardias, y pusieron en marcha el barco en el que llegaron, así volvieron a casa, gritaron eufóricos:

« ¡QUE VIVA LA GRAN COLOMBIA JUEPUTA! »

Pocos días después, el imperio murió al verse en la miseria. Dejando en su lugar a España como único heredero al liderazgo country de la zona.

Y si se lo preguntan, Panamá paso la mayoria de los eventos durmiendo felizmente en casa de Colombia.

❝ 𝓒𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸𝓷 𝓡𝓸𝓽𝓸  ❞┊↠𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐦𝐛𝐢𝐚↠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora