Cap: 7 | ¿𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐥𝐚?

255 16 27
                                    

TAYLOR

Despertarme en sus brazos representaba una sensación que había anhelado tener desde hace mucho tiempo. Últimamente me sentía robada, como si me estuvieran arrancando algo de las manos, algo a lo que quería aferrarme siempre, y volver a tenerlo ahora me llenaba el corazón de amor.

Se que Michael significa muchos problemas para mi, es un hombre casado, con una hija, poderoso en la industria editorial de libros e imprentas del mundo. Pero yo no me moría por aquel hombre, yo solo moría por su atención, y su cariño.

Así fuera escaso, así tuviera que pedírselo. Pero sin él, creo que no podría ser quien soy. Y con él, soy infinitamente feliz.

La alarma sonó exactamente a las 5 de la mañana, ambos nos levantamos aturdidos por el sonido molesto. Estiré mi brazo para apagarlo y girarme a ver al hombre que junto a mi había dormido, abrazando mi cuerpo y llenándome de seguridad.

Michael restregó sus ojos para aclarar su vista, le miré hacerlo mientras me ponía de pie de nuestra cama y él copiaba mi acto.

—Buenos días— murmuré cuando le vi ponerse los zapatos.

—Buen día— respondió.

Carraspeé mi garganta.

—Uhm... tus cosas siguen aquí, tal cual las dejaste la última vez que pasaste la noche con nosotras— crucé mis brazos— Tienes dos trajes planchados en el closet y mientras te bañas puedo prepararte el desayuno para que lleves a la oficina.

Asintió luego de escucharme, estiró un poco su espalda y suspiró vagamente.

—Gracias, de hecho, eso iba a preguntarte. No quisiera tener que volver a mi casa a arreglarme.

—Aquí siempre tendrás cosas tuyas, Mike, esta también es tu casa— me acerqué para poder dejar un beso en su mejilla, mi corazón latía tan fuerte cuando estaba cerca suyo que no percibo nada más que su presencia.

—Te lo agradezco, Tay— me sonrió de lado.

—Por cierto— dije— Te quería pedir permiso para llegar un poco después a la editorial, hoy Lily tiene un evento en la escuela y debo estar presente, tal vez pueda llegar a las 9 am a la oficina.

—Desde luego, sabes que si se trata de la niña no tienes que pedirme permiso— aseguró— Solo te enviaré el correo con lo que necesito que hagas en cuanto llegues, hoy a medio día tenemos la junta con los inversionistas de Turquía y Bruce está vuelto loco con todo para recibirlos.

Asentí con la cabeza, no me sorprendía nada el famoso correo, después de todo, sigo siendo su secretaria y asistente personal.

—Anda, se te hará tarde— le alenté para que se metiera a bañar.

Corrí a la cocina para tener todo listo en cuanto Michael saliera listo para irse y también para cuado Lily se vaya a la escuela. Organicé y limpié un poco la encimera, mientras tenía en la estufa calentándose agua para hacer café y algo de té, corté fruta fresca, hice huevos revueltos para mi hija y pan francés para Michael, con miel sin azúcar porque se que odia lo dulce, y después corrí nuevamente a arreglarme yo también antes que se me hiciera muy tarde.

No sin antes despertar a Lily y arreglarla a ella primero.

Me sentía un pulpo total, necesitaba más manos para trabajar más rápido y no morir en el intento. Me pregunto si Michael valora lo que hago por el y nuestra hija, porque supongo que su flamante esposa no ha de mover un solo dedo para atenderlo o peinar a su otra hija.

𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑 | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora