Cap: 15 | ¿𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫𝐥𝐚?

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Venecia, Italia
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MICHAEL

Los bellos ojos de mi esposa se abren atónitos cuando el Lamborghini Urus edición especial es estacionado sobre la acera del restaurante donde desayunábamos, el apasionante color oro rosado logra deslumbrarla, y no solo a ella, si no también a quienes se hallaban cerca, pues no pasa desapercibido ante ningún otro auto estacionado por aquí.

Sus manos cubren su boca, mientras suelta un pequeño grito de emoción.

—¡No puede ser!— exclama girándose a verme, con algunas lágrimas retenidas o su pestañina Lancôme se correría— Debes estar bromeando.

—Es solo un pequeño regalo por abrir tu joyería aquí, nada que no te merezcas, Flo— respondí con media sonrisa en mi boca, la felicidad no le cabe en sus expresiones, haciéndome sentir satisfecho por mi obsequio.

Florence corrió a abrazarme y le correspondí completamente encantado de sentir su perfume tan dulce en mi nariz, divisé el auto sobre sus hombros echándole un último vistazo. Si yo fuera una mujer, también estaría feliz de recibir un coche así.

Era una edición especial de la nueva colección de Lamborghini, el dueño era amigo mío, por lo que moví mis influencias para que lanzaran únicamente este color una vez, solo para mi esposa. Su color favorito.

—Te amo, no tenías que regalarme un auto— rió un poco mirándome de cerca sin aún romper el abrazo, acarició mis mejillas con sus pulgares al tiempo en que su sonrisa se agrandaba— Gracias.

Negué inmediatamente, porque ella merecía todo en el mundo, desde un simple auto, hasta una estrella fugaz.

—También te amo, cielo— contesté, plantando un beso corto en sus labios.

—¡Papi, ¡Que lindo es este auto!

Mía llegó corriendo hasta nosotros saliendo del restaurante, Cindy le acompañaba y mi hija también observó fascinada el regalo de su madre, sus ojitos brillaron.

—¿Verdad que si, mi amor?— Florence cargo a nuestra hija en brazos alzándola para que todos admiráramos el auto— Papi da los mejores regalos.

—¿A mi también me vas a dar un auto así?— ella volteó a verme a mi con esperanza, y por supuesto que emoción en sus facciones.

Me acerqué y besé su frente.

—Claro que si, princesita, cuando cumplas 18.

—Pero aún falta mucho para eso, papá.

—Las mejores cosas tardan en suceder, hija— Florence le dice, pero su mirada está puesta en mi— Y cuando ocurren, debes apreciarlas con todo tu corazón.

—Las mejores cosas tardan en suceder, hija— Florence le dice, pero su mirada está puesta en mi— Y cuando ocurren, debes apreciarlas con todo tu corazón

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𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑 | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora