Capítulo IX - Talentos naturales

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Había amanecido del todo y ella y Will habían podido descansar, todo lo que se puede descansar durmiendo en el suelo lleno de hojas y con el peligro acechando en cualquier dirección en la que respirasen. Al contrario de sus primeras horas allí, fue una mañana tranquila. Estaba estirándose cuando vio a Will caminar hacia ella con una sonrisa apaciguante.

—Llegó la hora —anunció Will.— ¿Estás lista?

—Sí. —respondió aunque evidentemente estaba llena de miedo. El chico asintió y se acercó a Kali para levantarla, pero se detuvo en el último minuto para volver a acercarse a Laela.

—Pero antes, ¿sabes lanzar un cuchillo, daga o puñal? —creía que eso ya había quedado claro en el bote. Pero aún así se forzó a responder lo que le parecía sumamente obvio.

—No.

—Me lo temía. Ven aquí. Te enseñaré un par de cosas.

Con un gesto de la mano la llamó y se puso tras ella, comenzando a corregirla. Y tocándola en lugares en los que nunca había sido tocada por un hombre, se ruborizó nerviosa. Will que estaba moviendo su pierna derecha se percató del silencio y la miró extrañado, luego abrió los ojos asustado.

—¡Lo siento, lo olvidé! —se excusó, también con muchos colores pintando su rostro.

—¿El qué? —Quiso hacer la vista gorda.

—Que tú... eh, no estás acostumbrada al contacto. —sacudió la muñeca como quitándole importancia. —Solo mira lo que hago e imítame, aprenderás una posición defensiva, solo debes encontrar tu punto y mantenerte firme ante cualquier golpe. Así.

Will separó sus piernas y flexionó un poco las rodillas como si estuviese a punto de saltar pero ni se hubiese decidido aún.

Laela comenzó a seguir sus movimientos pero la duda surgió como una ola que no podía ignorar.

—¿No se trata de huir ilesa?

—Eso luego. Primero, debes aprender a recibir el golpe, soportarlo y evitarlo.

—¿Cuál de las dos?

—Me exasperas, mujer. Sólo sígueme. —y comenzó a guiarla brevemente en las posiciones a tomar, las piernas separadas, rodillas flexionadas, tensar los músculos.— Procura tener tus brazos cerca de tu cuerpo, así podrán proteger todos los órganos vitales.

—Para mí todo mi cuerpo es vital. —por la mirada que le dirigió ella comprendió inmediatamente con una sonrisa desvergonzada.— Perdón, perdón. Te sigo.

Ella asintió tratando de recordarlo todo, era mucha información que mantener en mente, sobre todo si Will seguía mirándola de cerca, corrigiéndola suavemente y ayudándola a mantenerse firme.

—La idea general es que si te empujo en la posición en la que estás, no deberías caer y deberías poder responder.

—Suena un poco difícil. —admitió ella. Él le sonrió.

—Habrá que ver. —y rápidamente estiró su brazo para desestabilizarla, pero ella estaba preparada y lo esquivó. Will se rió.

—Eso está bien, solo tienes que dejarte tocar para yo poder decidir si estás lo suficientemente firme.

Sonrojada y nerviosa le puso mala cara. Sabía bien que lo que él estaba tratando de hacer era bueno, enseñarla en esas condiciones era importante, más no impedía que ella se sintiera nerviosa y muy torpe en su propio cuerpo.

—¿Es muy necesario?

—Sí. Aquí vamos.

Volvió a intentar el movimiento y ella no se movió de su lugar, en realidad, se mantuvo firme en cuanto Will la empujó con suficiente fuerza como para caer y estrellarse contra el árbol que estaba a su espalda.

Profecía: Bruxas, facilis descensusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora