Vera
Dieciséis años recién cumplidos... ¡Y pensar que hacía ocho años solamente tenía ocho! Las cosas estaban pasando tan deprisa...
Ya habían pasado un par de días desde el aterrizaje de la nave, y por fin nos dejaron bajar. Bajamos por grupos, claro. Yo iba con Liam y con Lyra. Al bajar del cohete, nos dirigimos a una especie de campamento, donde había pequeñas casas de tela, similares a las que podía encontrar en un camping en la Tierra.
Nos asignaron una de esas casitas y entramos dentro. El espacio estaba repartido en cuatro habitaciones: tres eran dormitorios, y una era la sala de estar. No había cocina, ni televisión, y el sofá era muy pequeño, pero tampoco podía esperar más.
Entré a todos los cuartos en busca del más grande, pero todos eran iguales.
-Vale, ¿cómo nos repartimos las habitaciones? -Preguntó Liam, a la vez que echaba un vistazo a una de ellas. -Todas son iguales...
-Lástima. -Bromeé. -Tenía ganas de pelearme con vosotros por la habitación más grande. -Los tres soltamos una carcajada y entré en la habitación de la izquierda.
-Me gusta esta. -Dije. -Me la quedo.
Lyra entró a uno de los otros dos cuartos y se tumbó en la pequeña cama que había. Liam se sentó en el sofá para echarse una siesta.
Yo, en cambio, me quedé en la entrada de mi nueva habitación, pensando cómo la iba a diseñar. Es cierto que no podíamos malgastar objetos solo para decorar, pero, por suerte, había sido previsora y había empaquetado objetos de decoración.
"La cama la voy a arrastrar contra la pared" pensé "Sí, y el armario hacia al lado izquierdo de la cama". Me gustaba cómo estaba quedando: Poco a poco, empezaba a sentirme en casa.
Liam
Tuve un sueño muy extraño: estaba con papá y mamá en una nave muy pequeña, y casi no teníamos espacio para movernos. No había ni una sola ventana, y no sabía quién demonios pilotaba el cohete. Entonces empezaron a haber unas turbulencias cada vez más fuertes, y el cohete empezó a caer cada vez con más velocidad hacia... ¿Hacia dónde?
Entonces me desperté. Era una de las pesadillas que inundaban mi cabeza cada noche, cuando intentaba dormir. Me froté los ojos y eché un vistazo a mi alrededor. Claro, estábamos en Lilac.
Salí de nuestro nuevo hogar para inspeccionar nuestro nuevo planeta. Había mucha luz que me deslumbraba, por eso todo el mundo llevaba gafas de sol... Entonces un hombre con uniforme se acercó a mí:
-Estamos en horas de sol, tienes que llevar gafas. -Metió la mano en su bolsillo y de este sacó unas gafas negras. -Toma. -Miró mis muñecas. -¿No te han dado un reloj? -Negué con la cabeza. -¡Santo cielo! Pero, ¿se puede saber quién te ha vestido?
-Era un hombre de unos cuarenta años, con uniforme y barba...
-Ya... creo que hay muchos trabajadores así. -Se metió la mano de nuevo en el bolsillo y esta vez sacó una especie de reloj digital. -Las horas aquí no son las mismas que en la Tierra. Coge esto. -Me entregó un folleto. -Las primeras tres semanas de adaptación al nuevo planeta se hacen tutoriales y clases. En cinco minutos, allí, en esa casa, van a explicar las horas en Lilac. Creo que te resultará útil.
-Gracias. -¿Cinco minutos? ¿Solamente? ¡Me podrían haber dado el folleto antes! Me puse a correr hacia la dirección que el trabajador había señalado. Una vez allí, me senté en el suelo, al lado de Aldara, Heres y otro chico.
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Una sociedad caducada
Adventure*Terminado* El cambio climático, las guerras, los conflictos políticos... son solo algunos de los miles de problemas que están presentes en este mundo. Están, pero también estarán. Por ese mismo motivo, esta familia ha tenido que tomar una decisión...