Causalidad: La Involuntaria Intervención del Ratón Herido y el Gato Arisco.

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¿Cómo explicarlo?
¿Cómo entenderlo?
¿Cómo comprenderlo?...
Es imposible... Y además es inútil, nada de eso importa...

Simplemente sucedió, el tiempo y las circunstancias fueron precisas.

Las decisiones que cada persona tomó, los "si" o los "no" crearon un intrincado camino de circunstancias que, sin saberlo, convergieron en lo que muchos podrían llamar destino, otros casualidad y otros suerte...

Sin embargo nombrarlo no importa, así como tampoco lo que nos llevó a ese preciso instante...

Nuestros caminos fueron recorridos, nuestras penas sufridas, cada paso que debíamos dar fue dado, y al fin nuestro tiempo se igualó...

Al fin estás ante mis ojos...





Al fin estás ante mis ojos

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— ¿Es en serio? — pregunté casi con incredulidad.

— Siempre estás diciendo que debería comer mejor, además tengo curiosidad por probarlas — contestó sin despegar la mirada del televisor, haciendo zaping.

— ¿Manzanas verdes? Que jodidamente específico — murmure dejando a un lado el libro que intentaba leer, hasta que escuche su tonta petición.

— D... Alguien del taller menciono que saben y huelen deliciosas, ademas jamás las he probado, solo quiero saber si es verdad — dijo sin darle mucha importancia — ¿Y, vamos? — sonrió mirándome y apagando el televisor.

— Bien, si al fin vas a comer algo que no sea basura entonces vamos — contesté levantándome.

Salimos del departamento y bajamos al estacionamiento, de inmediato caminó hacia su motocicleta, pero eso definitivamente no iba a pasar, jamás me deja manejarla y solo una vez acepté ir como pasajero... Y juré que jamás, ni en esta ni en mi siguiente vida, volvería a hacerlo.

— ¡Ja! — dije alto con todo el sarcasmo que pude y caminé a mi auto, volteo a verme con una mueca y sonrió resignado caminando rápido hacia mi, pero antes de que llegara le arrojé las llaves.

— Es tu puto antojo, tu conduces — me reí entrando rápidamente al asiento del copiloto. Pensé que se quejaría, pero no discutió, entro y de inmediato nos pusimos en marcha...

Hacía unas semanas de la ultima vez que habia dormido en el sillón. Al día siguiente él solo dijo que se había entretenido y se le había pasado el tiempo sin darse cuenta, sin embargo cuando llegó yo aún no estaba, así que decidió esperarme desnudo, pero se quedó dormido... Que estupidez.

No quise discutir una vez más, en realidad me sentí agotado solo de pensarlo y decidí dejarlo así. Pensé en el perfume que apestaba en su ropa, pero tampoco sentí ganas de mencionarlo, en realidad más que molestia, sentí fastidio, fastidio por tener que hablar y decir lo mismo una vez más. Bufé y me reí con amargura y sarcasmo, no sé que tan imbécil cree que soy. No dije más, no pregunté ni reclamé, no sentí la necesidad. Tampoco le recordé la fecha, no tenía caso, si no lo recuerda es por que no es importante para él, así que entonces ¿Cuál sería el punto?

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