Guardian: La Manada Del Tigre

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Deseos... impulsos...
Decisiones...

Cada una nos convierte en lo que somos, pero solo la última la podemos controlar, analizar y razonar... Pero aun así estás dependen totalmente de las dos primeras...

Entonces que tanto puedes confiar en las decisiones que tomas si estás están basadas en tus impulsos más fuertes y necesidades por satisfacer, si las tomas creyendo firmemente que tus deseos serán cumplidos y todo resultará como quieres...

Supongo que ahí es donde se dividen las buenas y malas decisiones... Las que tomas por egoísmo y deseo y las que tomas con empatía y raciocinio...

Por desgracia es difícil diferenciarlas y aceptar concientemente cuál es la que está bien tomar... Y no te das cuenta del resultado hasta que es tarde...


 Y no te das cuenta del resultado hasta que es tarde

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Después de salir como un bolido del departamento por la pelea con ese imbécil pelo de mierda bajé rápidamente al estacionamiento, pero en cuanto ví el auto me di cuenta  de que en realidad no quería subir en el. Me di la vuelta y caminé sin un rumbo específico, solo deseaba alejarme y que mi mente parara de remembrar cada apalabra y acto de esos ultimos minutos, por qué mientras más lo hacía más furioso me sentía.

Me detuve en cuanto escuché el timbre de mi teléfono y sin preocuparme por quién pudiera ser lo apague. No quería saber nada de nadie, la cabeza estaba a punto de estallarme y sentí que la primera persona que me provocara acabaría en el hospital... Necesitaba desahogarme o acabaria haciendo una estupidez, me sentía apunto de explotar, así que me dirigí al único lugar donde sabía bien que podría sacar la maldita frustración que comenzaba a sobrepasarme.

Perdí la noción del tiempo mientras daba un golpe tras otro al costal de box en el gimnacio dónde acostumbraba ir.

Fué la única solución aceptable en la que pude pensar, la primera había sido volver para romperle la cara al idiota de Eijiro como había deseado hacerlo en ese momento. La segunda... Fue buscar a ese esponjoso conejo verde y devorar sus hermosos labios en cuanto lo tuviera a mi alcance... Aunque seguramente me golpearía y saldría huyendo si lo hacía.

Si, creo que tome la decisión correcta...

Pero para mi desgracia el estar ahí tuvo el efecto contrario, cada golpe era incentivado por un recuerdo, primero de furia ciega y el maldito odio que ese imbécil me había provocado... Después, el deseo y la creciente necesidad de estar con ese hermoso Deku y mantenerlo a mi lado.

Esos pensamientos me hicieron sentirme como un maldito desgraciado y comencé a soltar golpes aún más rapidos contra el saco que se sacudía y balanceaba sin descanzo. Era un maldito imbecil ¿Como podía desear tanto correr a los brazos de alguien más cuando acababa de terminar una relación de años?... Pero entonces recordé la razón y fue aún peor para el saco, apreté la mandíbula y los puños golpeandolo con toda mi fuerza sin hacer pausas.

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