Convergencia: La fuerza del Dragón y La Vulnerabilidad del Conejo

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¿Que es lo correcto?

¿Hablar con la verdad aunque sea dolorosa?

O...

¿Decir una mentira piadosa que sane momentaneamente un corazón?

La mentira es cómoda y nos hace seguir día a día, convenciendonos de que las cosas están bien y solo debemos avanzar sobre el camino que hemos estado siguiendo...

Pero la verdad... La verdad libera de cadenas que en ocasiones nosotros mismos ceñimos a nuestros tobillos...

"Por qué quiero que estes bien es que te miento... Pero por qué deseo que seas feliz es que te digo la verdad..."




"

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— Tenías toda la puta razón, bastardo bicolor... No es mi estilo — susurré mirando la entrada a la exposición desde la cera del frente.

No era algo que llamara especialmente mi atención o en lo que gastaría mi dinero, pero... De verdad no deseaba volver al departamento, sabía bien que lo encontraría vacío y el solo pensar en lo que sucedería en cuanto él regresará hacia que me doliera la cabeza.

"Bien, ya estás aquí"

Me dije con un resoplido y caminé a la esquina, esperando a que cambiara el color del semáforo. Había dejado mi auto unas calles antes, no tenia prisa ni grandes deseos de ir, pero al salir del estudio sentí un impulso, así que decidí escuchar a mi instinto. Quizá el bastardo bicolor tenía razón y me ayudaría a aclarar la mente... Y vaya que me hacía falta.

No había podido dejar de darle vueltas a todos mis putos pensamientos del día anterior, aunque lo había intentado sumergiendome en el trabajo, pero aún así... Todo se repetía y revolvía en mi cabeza una y otra vez.

Sacudí la cabeza y giré el cuello hasta sentir ese leve crujido al acomodarlo. Si seguía así era seguro que me arrollaria un puto auto por andar en las jodidas nubes. Metí las manos en los bolsillos del pantalón y caminé en cuanto la luz se volvió verde, mi mirada se fijó por un segundo en el semáforo y recordé ese frondoso árbol de ramas enmarañadas de mi sueño. No pude evitar una sonrisa de lado, pero de nuevo todo lo que había pensado ayer resonó en mi mente y bufé tratando de alejar esos pensamientos.

No debía pensar en eso ahora, primero debía tener en claro lo que haría con mi situación actual, saber lo que quiero y lo que ya no. Ese chico me había provocado una fuerte sacudida, no solo por haberlo visto y haberme llenado los ojos, sino por lo que provocó en mi mente y lo que me llevó a pensar.

Me pase la mano por el cabello con fastidio soltando un gruñido involuntario, recordando la maldita situación en la que estaba hasta el cuello. No sé en qué puto universo deje que las cosas fueran de este modo ¿Por qué mierda lo permití?... ¿En qué jodidos estaba pensando?... O no estaba pensando, más bien estuve pensando con la verga y no con el cerebro...

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