Solo En Ti

Pocesividad: El Deseo del Tigre y El Veneno de la Serpiente

Conduje hacia el departamento tratando de concentrarme y no acelerar por accidente. No quería terminar estampado en un puto poste por ir fantaseando con un pequeño conejo nerd.

No podia creer lo increíble que era, tan tierno y suave como un conejo de peluche, pero fuerte y capaz de darme una paliza si se lo proponía. La imagen de su dualidad me hizo bufar divertido, en serio era algo especial.

Intenté sonreír de lado sintiendo el dolor en el rostro, pensando que era mejor no decirle que no había usado ni la mitad de mi fuerza. Si hubiera querido lastimarlo de verdad lo habría noqueado con un solo golpe, sin embargo me había contenido. Aunque debía aceptar que en verdad era más fuerte de lo que creí, y el dolor en todo mi cuerpo lo demostraba.

Mi cuerpo... Y el suyo... Aún entre los golpes y los gritos había podido sentir ese cuerpo firme y hasta cierto punto suave. No era tan delgado como había imaginado, sin embargo su cintura... Era tan pequeña, y esa espalda, no era ancha o musculosa, sus hombros eran fuertes sin ser toscos y sus brazos se sentían duros y tonificados, pero para nada musculosos... Y esas piernas... Dios, esas piernas, por un momento me atrapó entre ellas y giró con fuerza quedando sobre mi... Tuve que recordar que estaba furioso y que lo acababa de conocer o me habría salido de control y lo habría besado y tocado ahí, enmedio de la calle...

Me detuve en un semáforo y suspiré hondo, esto me estaba sobrepasando. Sentí unas punzadas en mi pómulo y busque mi rostro en el espejo retrovisor tratando de evaluar los daños, pero... ¿Que mierda?... ¿Estaba... Estaba sonriendo?

No me había dado cuenta y me sorprendí al notar mi semblante tranquilo y al parecer... Felíz.

Bufé con fastidio recargandome en el volante recordando su estúpida sonrisa y sus hermosos ojos chispeantes llenos de luz... Y lo peor era que no solo era hermoso, también era una puta masita dulce... Y manipulable... Pero eso no le quitaba lo tierno, y tampoco me quitaba el deseo de acariciar su rostro y abrazarlo a mi pecho inhalando el aroma de su cabello, sintiendo su calor...

- ¡¿Qué mierda estoy pensando?! - gruñi levantándome de golpe notando que el semáforo ya había cambiado de color - ¡¡No no no no no no!! ¡¡Mierda!! - golpeé el volante con fuerza y dejé caer la cabeza hacia atrás respirando agitado - Puta madre... - susurré apretando los puños.

No era posible, no podía ser... Sin embargo los latidos rápidos y ensordecedores de mi corazón me gritaban a todo volumen, sacándome de quicio.

Respiré profundo tratando de tranquilizarme, intenté controlar mi respiración y relajarme poco a poco. Afortunadamente no era una calle principal y no había tránsito o ya me habrían gritado por bloquear el paso.

No sé cuánto tiempo me quedé ahí, intentando que mi estúpido corazón se calmara, pero en cuanto ví los primeros destellos de luz aparecer en el horizonte supe que no lo lograría.

"¡Ja! Estás jodido..."

"Puta vocesita"

Sin embargo era verdad y aunque no quería, tenía que aceptarlo... Con tan solo unas horas ese maldito conejo se había logrado colar en mí y se había adherido no solo a mi mente, también a mí puto, maldito y jodido corazón...

Un claxon me sacó de mis pensamientos y de inmediato noté que el semáforo estaba en verde y había dos autos detrás de mí. Con un gruñido avance dando la vuelta estacionandome en la primera calle, apagué el motor y respiré profundo intentando tranquilizarme.

Hacía mucho tiempo que no me había sentido tan relajado y cómodo con alguien, y me asusté al notar que era la primera vez que me sentía así... Realmente era algo intenso, no quería analizarlo más, ni profundizar en lo que significaba, sin embargo tampoco podía negarlo... Simplemente ese pequeño nerd había puesto en movimiento una parte de mí que parecía dormida... Había logrado despertar mi jodido corazón.