Solo En Ti

Fuerza: El Dragón y El Tigre

Siempre he dicho que jamás debes arrepentirte de nada, sea algo positivo o negativo, las estupideces que te suceden no son más qué consecuencias de tus propios actos y decisiones, aunque se busquen excusas para justificarlas la verdad es que somos responsables por ellas.

Sin embargo las putas acciones y decisiones de los demás también nos afectan siempre de una u otra forma.

Y, como he aprendido, también existen los putos actos fortuitos que no son responsabilidad de nadie. Supongo que si hay un culpable es el maldito destino, karma o como mierda se quiera llamar, es lo que menos importa, darle un nombre no cambia nada, de nuevo solo sería tratar de buscar a un culpable externo y quizá inexistente, tal vez simplemente así es como debía pasar...

Y si es así... Si todo lo anterior debía pasar para llegar a ese momento exacto... Entonces no importa, no me arrepiento... Y lo volvería a hacer...

Fin de semana y día de pago, era más que obvio que todo sería un puto caos, pero como siempre el "niño" tenía un capricho...

— Kats, se acabó el cereal —

Y cómo siempre fuí arrastrado por él y tuve que conducir, no le molesta hacerlo, pero era fin de semana y la única cosa que logra formar una línea en su frente por el apenas perceptible ceño fruncido, es el tráfico para lograr entrar en el estacionamiento del centro comercial.

Nunca se lo mencioné, era algo que me gustaba guardar para mí, un pequeño detalle que nisiquiera él sabía que existía y del que me sentía orgulloso al ser el único en poseer.

El camino fue tranquilo, el caos fue al llegar, como imaginé el tráfico era una mierda, pero no me molestó mas de lo normal, sobre todo por qué él sabía cómo distraerme. Ponía una canción escandalosa y sumamente ruidosa cómo siempre nos han gustado y comenzaba a hacer ademanes exagerados de tocar la batería mientras hacia ruidos con la boca imitando el sonido del instrumento.

Eso siempre me hacía reír, lusia como un imbécil, y funcionaba.

Cómo era de esperarse no había carritos. Le grité que era un idiota por querer ir en domingo y además arrastrarme con él, lo cual claro que es verdad. Y como siempre solo sonrió mostrandome una canastilla que le había robado a alguien distraído y me llevó casi corriendo al interior de la tienda antes de que lo notarán... Idiota.

Intenté que fueramos directo por lo que necesitabamos, no estaba de humor para hacer un recorrido en medio de niños molestos y padres que creen que ese lugar se convierte en un puto jardín de juegos los fines de semana.

Aún así cada dos pasillos nos deteníamos... Parece un niño más cuando vamos y ve algo que llama su atención, y yo me convierto en el estúpido padre que lo deja jugar cómo perrito sin correa.