Capítulo 20

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Capítulo veinte

Unos días y pronto estarían llegando al puerto, Inglaterra estaba más cerca cada día, Dorothy, Candy y Terry se encontraban recibiendo entrenamiento para defenderse, impartido por George y Albert, los niños pusieron mucho entusiasmo, incluso la doncella quien en un inicio estaba un poco reticente, luego de las cosas sucedidas vio en estas enseñanzas una nueva oportunidad para desarrollar mejor su trabajo.

Y no es para menos, con tantas cosas la pobre Dorothy se sentía terriblemente culpable, pensando en que no efectuaba bien su trabajo, William le aseguró que no era así, pero fue Albert quien terminó de convencerla.

tu siempre estas al pendiente de Candy, no solo la acompañas y cumples con tu trabajo, sino que además la quieres, algo por lo que nunca podríamos lograr pagarte. ―explicaba el rubio mayor.

―pero joven, ―una mirada la hizo corregir, ―digo Albert, quien no querría una niña como Candy, pero mire como no pude estar pendiente de ella, nada menos que en dos ocasiones.

―alto allí Dorothy, eso no es justo, todos sabemos lo veloz que es mi hermanita, así que es lógico que no la alcanzaras, pero llegaste lo más rápido posible y estabas allí para asegurarte de que recibiera ayuda, en cuanto a la desaparición de ambos niños, tu no podías adivinar sus ideas, aun así, diste la alarma al instante sobre la falta de estos, logrando que comenzáramos su búsqueda de inmediato, incluso diste una idea de donde podrían haber ido.

Después de ese evento los niños tuvieron una muy larga noche y es que el hecho de imaginar que no los dejarían estar juntos les provocaba una enorme tristeza, tanto fue así que sus padres no tardaron en levantar el castigo, con la excusa de que necesitaban aprender a defenderse, les permitieron asistir juntos a las clases con George.

Además de eso estaban las lecciones con Beatriz, en donde también las recibían juntos, poco les importó a los niños no poder ir a jugar libremente como lo hacían antes, siempre y cuando pudieran verse.

Otro factor que sirvió a los adultos a disminuir su castigo, fue el hecho de saber que los niños solo trataban de ayudar a alguien más, siendo que la oportuna intervención de estos, evitaron un daño irreparable en una madre y sus hijos.

George apenas y logró llegar a tiempo, fue solo porque gracias al valor infundido por Candy, los niños lograron defender a su madre el tiempo suficiente para escapar nuevamente y lograr encerrarse los tres en un pequeño baño, que ellos estaban vivos.

Cuando el fiel asistente llegó, desde las escaleras escuchaba los gritos y golpes que daba el borracho a la puerta del baño de su camarote, como era la costumbre de la época (y como muchas veces sigue siéndolo en estos tiempos), los oficiales no intervenían para defender a la mujer, ya que el esposo tenía total autoridad sobre ella y los niños.

Sin embargo, si se lo iban a llevar por escándalo y daños a la propiedad del barco, puesto que sus gritos estaban perturbando a todos y había roto varias cosas del camarote en su ira, pero George no iba a permitir que ese mal hombre escapara y agregó a los cargos en su contra ataque a un miembro de la nobleza de Inglaterra y a la hija del señor Andrew, con lo cual ya tenía para no salir en mucho tiempo.

La esposa y los niños recibieron asistencia médica de inmediato, además de alimentos, todo por cuenta de William y Richard, pudieron continuar el viaje sin la preocupación de ser lastimados nuevamente por el criminal que tenían por esposo y padre.

―es sorprendente como Candy continuamente está pendiente de ayudar, aunque no estuvo bien su forma, siempre voy a admirar como se logra preocupar por otros, ―admitía William.

Pequeña Señorita AndrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora