Capítulo 3

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Poco antes de la cena llego George, dejando más que sorprendidas a las directoras del Hogar, detrás del vehículo que conducía el, venia otro mucho más grande, de este bajaron dos hombres que comenzaron a descargar dos camas individuales y una un poco más grande, también bajaron unas cajas y canastas.

Lo que más preocupaba a George era que las camas ocuparan demasiado espacio, por lo que venía preparado, pero antes de ocuparse de eso se dispusieron a entregar varias canastas con frutas y verduras a la señorita Pony, además de varios sacos con granos básicos, los que recibió la hermana María, las cuales estaban muy conmovidas por tal muestra de generosidad.

Las buenas mujeres que nunca habían contado con semejante cantidad de alimentos para el hogar estaban más que agradecidas, pero cuando pensaron que no podían sorprenderse más, descubrieron que aún faltaba, al recibir también algunas ropas de cama más que suficientes para todos los niños y hasta para ellas, además de telas para que pudieran confeccionarles nuevos vestuarios a estos.

―esto es demasiado señor Jonhson, dijo la señorita Pony.

―por el contrario, me disculpo por traer ropa de cama usada y telas que son apenas básicas, pero de momento por la prisa fue lo que encontré, esta ropa de cama es de la casa del señor William, ha sido siempre bien cuidada y me asegure de traer aquellas que fueron recientemente lavadas, esperamos que sirva, para nosotros el hecho de encontrarlo vivo es una bendición más allá de nuestros sueños, por lo que somos nosotros quienes estamos en deuda con ustedes, ―respondió George.

Albert se sentía dichoso de ver que sus deseos fueron compartidos por el asistente de su padre, porque él también pensó en la mucha falta que hacían varias cosas en el hogar y en cómo ayudar, ahora una parte de eso estaba solucionada.

Después de terminar de descargar todo, George hablo un poco con las buenas mujeres y al obtener su autorización procedió a darles indicaciones a los empleados que le acompañaron, los cuales comenzaron a montar una gran tienda de campaña junto al granero que hacía de habitación del señor William.

George cuido que nadie mencionara el nombre de su jefe cerca de los empleados, estos tampoco entraron al granero por lo que no lo vieron, ni a Albert, quien estaba junto a su padre, luego de terminar se retiraron con algunas órdenes del señor Jonhson.

George junto a Albert comenzaron a mover al señor William con cuidado, para poder colocar su cama y que el pudiera dormir en ella, el rubio aprovechó a cambiarse de ropa, para no seguir con el kilt.

Para la preparación de la cena las directoras no sabían ni que hacer, con tantos alimentos que les llevo el señor Jonhson, a la hora de la cena los niños estaban muy felices, ni en navidad tenían un festín semejante, tenían hasta pastel de postre y no solo alguna que otra fruta, como siempre.

Las directoras les recordaron ser agradecidos con Dios por tales bendiciones y con el señor Jonhson y el joven Albert, por proporcionarles tantos alimentos, a lo cual los niños no tardaron en hacer su oración acostumbrada antes de comer, la que fue más efusiva que de costumbre y luego agradecieron a los invitados.

El pelinegro y el rubio se sonrojaron ante tantas muestras de agradecimiento sincero, aclarando de inmediato que no se merecían, ya que, en efecto, eran ellos quienes sentían que lo que daban era poco en comparación de lo recibido.

Como era de esperarse, la señorita Pony junto a la hermana María, no dudaron en compartir la bendición, con aquellos que sabían estaban en situación de necesidad, por lo que consultándolo antes con el señor Jonhson y teniendo el visto bueno, se dispusieron a preparar algunas cosas para tal efecto.

Pequeña Señorita AndrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora