Capítulo 52

56 1 0
                                    

Danica

No podía dejar de mover la pierna debajo de la mesa, estaba más que nerviosa por lo que fuera a pasar en los siguientes minutos. No sé por qué tenía un pésimo presentimiento de que Michael volvería solo, sin Evan. Podría haber decidido no seguir viéndome, incluso no sabía si era capaz de alejar a Tamara de mí. Había dicho que estaba de acuerdo y que sólo no quería que le hiciera daño, lo cual jamás haría con intención. No tendría por qué cambiar de opinión. Lo más probable es que todo esto se trate de mí. No me arrepentía de haber hecho el amor con él la noche antes de su accidente, pero ojalá pudiera volver en el tiempo para pensárnoslo mejor dos veces. No he podido olvidar sus besos y sus caricias y cada noche deseo que estuviera a mi lado, jamás había tenido la necesidad tan grande de escucharlo, jamás había anhelado tanto escuchar su risa u oler su olor nuevamente. Me preocupaba pensar así de él, porque sabía que tenía que olvidarlo. Tal vez si es que no regresaba ahora, era la señal suficiente de que tenía que finalmente hacerlo. Tenía que respetar su decisión y la mentira que yo misma había creado hace dieciocho años, de la cual, sí me arrepentía.

—Ahí vienen —mencionó Lucía y yo miré hacia la puerta.

Ambos entraron con un par de sonrisas inusuales, se acercaron a la mesa y Evan me miró a los ojos, para luego sentarse en su lugar de antes, que era al lado mío.

—Tienen suerte, la comida aún no llega —siguió Lucía, yo miré de reojo a Evan y como tomaba el líquido de su vaso.

—Perfecto, no nos perdimos de nada —Michael la abrazó por un lado y le dio un corto beso en los labios, Lucía lo miró como una adolescente embobada.

—Chicos, quería decirles algo —dije yo y todos me miraron, atentos a lo que iba a decir—. No sé por qué te fuiste así —miré a Evan y luego rápidamente dejé de hacerlo, para mirar mi plato vacío—. Pero si es por mí no es necesario que finjamos. Yo...sé lo que hice y entiendo que no sea...

—Tranquila —Evan me cogió la mano haciendo que dejara de hablar—. Me fui porque necesitaba tomar aire y fumar —dejó mi mano y sonrió—. Además, Michael y yo aprovechamos en hablar.

—Si, tranquila Dani, estamos felices de que estés aquí —sonreí y asentí con la cabeza—. Evan solo necesita tiempo, pero podremos ser amigos de nuevo, sin rencores.

No dejé de sonreír, pero ya no quería hacerlo. Lo último que Michael había dicho me había movido algo por dentro y Lucía no tardó en darse cuenta. Tragué saliva y cogí mi vaso, aun sentía que temblaba y tomé la gaseosa que tenía servida. ¿Amigos? Evan y yo siendo amigos. Supongo que así tenían que ser las cosas ahora. Seríamos los típicos padres separados con una hija en común, compartiéndola cada uno por su lado y simplemente intercambiando dinero y algunas conversaciones de ella. No iba a poder hacer nada de lo que me había imaginado durante muchos años. Ese era mi gran problema, yo y las expectativas que me hacía. Tendría que haber sido más inteligente y darme cuenta que Evan me había superado. Ahora me sentía culpable porque probablemente Lorena era la mujer para él, y yo lo había arruinado todo. No pensé que ella desconocía lo que había pasado esa noche, pensaba que Evan se lo había contado. Volví a mirarlo y él reía con Lucía y Michael, de algo de lo que no estaba ni escuchando. No podía sentirme más feliz de que estuviera vivo. Tenía mucho miedo de que después de tanto tiempo extrañándolo, la vida solo me habría dado un par de noches con él. No estaba lista para pasar por el duelo de perderlo, no de nuevo. Aquello había sido lo más doloroso de mi vida. Ni siquiera fue perderme a mí misma, sino a él y a nuestra hija. Eran mi sueño hecho realidad, se habían convertido en mi familia.

El mesero apareció con nuestros platos y nos pidió una disculpa por la demora, pero ninguno respondió nada al respecto y simplemente le agradecimos. Al ver mi plato, mi apetito había desaparecido por completo. Iba a tener que comer por comer, algo de lo que había estado más que acostumbrada de hacer.

Una vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora