La tarde para todos los que se encontraban en la cabaña había pasado en un abrir y cerrar de ojos, Taehyung y Jungkook se encontraban extremadamente felices mientras jugaban con sus lindos nietos, mientras que Eun-woo y Rosé miraban la escena con ternura para tomar una que otra foto y tenerla de recuerdo, Eun-woo se sentía seguro, se sentía tranquilo al volver a casa, sus padres siempre le dieron todo y también le enseñaron a ganarselo, en algunos momentos talvez de su adolescencia los juzgó, pero ahora entendía el porque.
Ser padre no es una tarea facil, nadie les dice que tienen que hacer o como hacerlo, ellos no vienen con instrucciones y no, talvez nunca serán perfectos pero créanme cuando les digo que hacen su mayor esfuerzo.
Eun-woo y Rosé rieron a carcajadas al ver la escena en la cual Jungkook fue descubierto por Taehyung, dándoles galletas de contrabando a sus nietos, mismas que se encontraban en su habitación.
- Fueron ellos - dijo Jungkook acusando a sus nietos, mientras les daba el paquete de galletas a ellos
- Jeon Jungkook los niños ni siquiera sabían que había galletas, mucho menos las que se encontraban en mi buró - dijo Taehyung de brazos cruzados mientras miraba con una ceja alzada a Jungkook
- ¡Nonnito corre!- grito el pequeño Félix tomando la mano de su Nonnito Jungkook, mientras que con la otra aún sostenía el paquete de galletas, ambos salieron corriendo junto con Helena mientras reían sin poder parar, cuando Taehyung los alcanzo tomó a Félix como rehén y comenzó a atacarlo con besos en la cara, algo que hacía reír al pequeño.
Cuando el juego terminó, Taehyung se dirigió a su habitación misma de dónde trajo un saco para Jungkook.
- ¿Bien estamos listos?- pregunto después de entregar el saco
- ¿Para qué?- pregunto Eun-woo confundido
- Para salir - dijo Jungkook ayudando a Helena a amarrar las agujetas de sus botas
- ¿Pero a dónde vamos?
- A visitar a unos viejos amigos - dijo Taehyung abriendo la puerta, algo por lo cual Eun-woo sonrió ya que sabía a qué se refería su padre, nada había cambiado todo seguía siendo igual que siempre y eso le alegraba, tomó sus cosas y ayudó a su esposa con las de ella para entonces comenzar a caminar hacía aquel pueblo donde toda su infancia y adolescencia fue muy feliz.
Al caminar por las calles recordaba con nostalgia cuando tocaba las puertas y salía corriendo con sus amigos, cuando iba todos los domingos a misa con sus padres, pasó por la casa de quién fue su primer amor y no pudo evitar sonreír al recordar aquella vez que en la noche le hablo por su ventana y cuando ella salió el le dió un pequeño beso en los labios para salir corriendo con su primito quien lo ayudo a subir hasta su ventana mientras lo cargaba en sus hombros.
Sintió su corazón acelerarse cuando al salir de un callejón a la calle principal, comenzó a ver las luces que adornaban esta, pero al adentrarse más en ella pudo ver qué al final de esta se encontraba una larga mesa, en la cual pudo verse sentado de pequeño acompañado de sus padres, riendo con sus tíos y jugando con sus primos, para al llegar a esta darse cuenta de que ahora ya no eran tan jóvenes como en aquel tiempo, los años se podían ver reflejados en sus rostros, sintió su corazón encogerse al ver esto, pero envejecer es parte de la vida. Ahí estaban todos, su tío Jin regañando a su tío Namjoon cómo siempre, su tía Jennie junto con Jimin y sus primos, Yoongi y Hoseok seguían siendo igual de unidos y cada uno estaba junto a sus esposas, sonrió al verlos y le dió mucho gusto ver cómo todos se alegraban por su llegada.
- ¡Los Jeon!- grito Jimin levantando su copa
- ¡Llegan justo a tiempo, la cena está lista!- dijo Jin acomodando la última olla en el medio de la mesa
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"Una vez en diciembre"
RomanceCorría el año de 1930 en un pequeño pueblo ubicado en las afueras de Italia, su nombre ya no se conoce pues se fue junto con ellos, esta es la historia de dos amantes que se amaron hasta el final, a pesar de ser prohibido, de los obstáculos, de las...