"Nuestros momentos"

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Los días pasaban y el amor de aquellos dos jóvenes incrementaba, pasaban todos y cada uno de sus días el uno con el otro, para las personas ya no era extraño verlos juntos pues sabían que eran muy grandes amigos.

Pero había alguien que no creía ese cuento, pues había visto esto antes y no queria que terminara igual que esa historia, es por esto que Jin se pasaba la mayor parte del tiempo tras de ellos e incluso al igual que Jennie y Jimin se había convertido en su sombra para así cuidarlos, ya que ambos eran muy descuidados.

Pero la verdad no le molestaba nada hacerlo, era muy agradable ver cómo dos jóvenes se amaban sin importar nada, le causaba mucha gracia ver cómo los callejones, el mirador he incluso sus propias casas se habían convertido en sus escondites para toquetearse, le daba mucha risa ver cómo estos dos no podían contenerse, juraría que en cualquier momento tendrían sexo sin siquiera percatarse de que el estaba cerca de ahí. Y si tuviera que ayudarlos toda una vida, lo haría sin pensar, pues le gustaba imaginar que era su historia la que se contaba con esas sonrisas temerosas, con esas miradas y con esos toques. Taehyung y Jungkook parecían dos mocosos que descubrían sus cuerpos por primera vez.

Y es que la verdad eso eran, dos jóvenes que descubrían con toques temerosos y consentimiento el cuerpo de otro, el deseo mutuo. A Taehyung le gustaba mucho la idea de que Jungkook fuera la primera persona que lo tocara, mientras que a Jungkook le encantaba está idea, también le gustaba saber que Taehyung sería la última persona a la que sus manos tocarían, así como la última que lo tocaría a él.

Jamás habían llegado a algo más de tocarse y besarse y no era porque no quisieran en verdad lo deseaban pero Taehyung tenía miedo, aún no podía con la idea así que prefería calentarse y llegar a su habitación para terminar masturbándose, al igual que Jungkook.

La verdad Jungkook moría por poder llegar a algo más que besos con su castaño, he incluso estuvo a punto de no respetar su decisión cuando el castaño se encontraba encima de el a horcajadas mientras el le besaba el cuello y ambos dejaban escapar gemidos roncos, producto de esto no pudo evitar dejar una pequeña marca en el cuello del contrario misma que duro en su piel alrededor de tres días para desaparecer completamente, misma por la cual tuvieron que inventarse excusas para pasar más tiempo juntos mientras trataban de encontrar la forma de hacer desaparecer eso.

– Jungkook por favor si vas a estar haciendo esto, hazlo en un lugar que no sea tan visible, me estoy muriendo de calor y por tu culpa ahora todos los días tengo que usar camisas y corbata – dijo Taehyung mientras se miraba al espejo que se encontraba en el cuarto de Jungkook

– ¿Entonces dónde quieres que lo haga? – dijo colocándose detrás de el posando sus manos en la caderas del contrario atrayendolo hacía él. – ¿En la espalda? ¿En los hombros? ¿En tu pecho? ¿Abdomen? O ¿Prefieres en tus piernas y entrepierna?– pregunto en tono coqueto pausadamente mientras dejaba un beso en cada una de las partes que menciono sobre su cuerpo. Algo por lo cual Taehyung no pudo evitar que su respiración se agitara y gemidos roncos salieran de su boca.

– Jungkook...– dijo perdiendo la cordura cuando el antes mencionado se encontraba de vuelta tras su espalda besando su cuello y mordiendo el lóbulo de su oreja, mientras le desabotonaba la camisa y miraba sus expresiones frente al espejo.

La verdad es que a Jungkook no le había pasado esto antes pero Taehyung había despertado en el un fetiche muy grande, el cual consistía en ver todas y cada una de las expresiones que su rostro hacía gracias a él, porque ver cómo su rostro emitía todo lo que el no quería decir o tenía miedo de hacer era demasiado exitante para el, ver cómo por su toque, besos, pequeñas mordidas, y caricias, su rostro cambiaba haciéndole saber si quería más o quería parar, casi siempre era que quería, más bien deseaba más pero intentaba disimular, mientras que su rostro y cuerpo le decían lo contrario. Taehyung al sentir que con cualquier cosa podría perder y caer en su juego, era que escapaba cómo podía de el y prefería encerrarse en su cuarto.

"Una vez en diciembre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora