Cassandra fue botada de su casa por su mismo padrastro, aprovechado la ausencia de su mujer y dejando en la calle a una mocosa malcriada a su parecer.
Se la vio difícil durante un buen tiempo, su destino cambio por completo al encontrarse con un hom...
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Sabemos que es la misoginia ¿no es asi?
La misoginia prevalece en culturas o sociedades que consideran a las mujeres inferiores y les atribuyen un rol centrado en la reproducción de la especie humana, en el cuidado de hijos/as y en el hogar. Por ello, redunda en práctica de subordinación, sometimiento, violencia e incluso crímenes contra las mujeres
La mayoría pensaba que la misoginia estaba casi extinta pero cada que nos acercábamos a una mujer, ella nos relataba como era lo que sufría, como era discriminada por su sexo y como la hacen la mas débil, aun teniendo los mejores conocimientos, los hombres siempre la hacían a un lado
En este caso, esta pasando todo lo anterior, solo que hay personas que son llevadas a su limite, personas que se cansan de los tratos hacia ellas, personas que pierden por completo la cordura y se vuelven aun más terroríficas que sus propios atacantes.
La misoginia, como un virus insidioso, ha logrado infiltrarse en las fibras más profundas de nuestras sociedades, manifestándose de maneras sutiles y otras tantas abrasivas. A pesar de los avances y las luchas por la igualdad de género, persiste en la mentalidad de muchos, quienes ven a las mujeres no como iguales, sino como seres cuya valía se mide por su capacidad de procrear y mantener el hogar. Aquí, las mujeres son despojadas no solo de su voz sino también de su autonomía, siendo relegadas a roles que las limitan y las marginan.
En nuestras interacciones diarias, es fácil suponer que hemos superado estas actitudes. Sin embargo, cada conversación que mantenemos con una mujer revela un panorama sombrío. Ellas comparten, a menudo con una mezcla de resignación y dolor, historias de discriminación y desdén. Una educadora de secundaria habla de sus perspectivas académicas constantemente ignoradas en favor de colegas masculinos, mientras que una ingeniera expresa su frustración ante el hecho de que sus ideas nunca se toman en serio, pese a sus notables logros. Las mujeres, a menudo, son vistas como efímeras, y cuando muestran firmeza, pueden ser tildadas de "agresivas" o "demasiado emocionales". Este ciclo de desvalorización no solo frustra, sino que también socava su autoestima y sentido de pertenencia.
A medida que este fenómeno se propaga, algunas mujeres llegan a sus límites. Se percatan de que sus esfuerzos son a menudo inútiles en un mundo que se niega a reconocer su valor intrínseco. La presión acumulada y el sentimiento de impotencia pueden transformarse en una rabia profunda y justificada. En algunos casos extremos, esa rabia se manifiesta en actos de resistencia, que a menudo pueden ser incluso más destructivos que las agresiones que sufrieron primero. Estas mujeres, empujadas a un rincón, pueden convertirse en sombras de lo que una vez fueron, monstruos de su propia creación, cuyas acciones emulan el miedo y el odio que han recibido a lo largo de sus vidas.
Es un ciclo complicado y trágico: la misoginia empuja a las mujeres hacia la desesperación, y en su búsqueda de recuperar el control, algunas de ellas adoptan comportamientos que van en contra de todo lo que han defendido. Estas reacciones extremas son un grito desgarrador de un alma herida que ha sido sometida, un lamento que resuena no solo en su propio sufrimiento, sino también en la sociedad que ha sido cómplice del dolor infligido. Así, se crean vínculos peligrosos entre la víctima y el verdugo, generando un espacio donde el miedo y la rabia se alimentan mutuamente.