Capítulo 2: Primer chat

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Lunes 12 de mayo

5:00 AM

Los ecos de los aparatos tecnológicos resaltaban entre los pasillos blancos, junto a ese aire helado, pocas personas estaban en el lugar, las expresiones en sus rostros eran tan diversa, que algunas hipnotizaban como la escena de una serie, no obstante, estaba esa pesadez que causaban los hospitales más referentes a las situaciones de algunos pacientes. Era frustrante ver las miradas desalentadoras en el pasillo de infantes, logro llegar hasta la sala de recreación, sin que se dieran cuentan sus acompañantes, miro el paraje donde algunos infantes en vez de divertirse parecían acongojados, bueno después de todo a nadie le gusta estar enfermo, aunque esta área estaban los niños por quemaduras o problemas de apariencia. Tomando aire en sus pulmones se colocó una mascarilla, acomodo su cabello.

—¡Vaya, vaya!, ¡qué increíble encontrarme con ustedes! —. Esa voz alegre como llena de vida se hizo presente, los niños le miraban con interés, sentándose, se postró en medios del salón sacando varios materiales de su mochila, comenzó a armar con papeles diferentes figuras, captando la total atención de los menores.

10 minutos después.

—Ay, ay, tío, duele, duele—. Se quejaba con total justificación, pues, su pobre oreja sufría de un fuerte jalón.

—Se puede saber, que andabas haciendo tanto tiempo en el baño... espera, te dio ¿diarrea? —. La chica se sonrojó, por lo dicho, notando que algunas enfermeras se reían, era claro que su vida sería un caos con lo impertinente de su tío... aunque lo sigue prefiriendo a él.

—Son esos días— le susurro suave para que solo él escuchara, dejando al hombre pensativo, el cual libero el agarre en la oreja de la menor.

—Bueno, mientras estés aquí, vamos a tu consulta—.

—Pero, tío, ni siquiera estamos en el piso indicado, aquí no está el ortopeda que me atiende—. La joven se notaba más que confundida de como terminaron en el área de maternidad. —Un segundo... no me digas que mi tía y usted... ¿Acaso? —. Sus ojos se agrandaron.

—¿Qué? No, no para nada nosotros paramos la fábrica ya con tus dos primas—. Menciona agitando una mano en signo de restarle importancia, debido a que se encontraba mirando un mapa del hospital.

—Además, vamos que es el 3 piso, tío estamos en el 2—. Dice la joven adelantándose.

—Oye, ve despacio, déjame ayudarte y nada de gallina en fuga jajaja—. Se ríe mientras se coloca a su lado.

—Uy, si yo gallina, qué gracioso—. Rodó un poco los ojos, aunque le agrada el aura que siempre cargaba.

—Ahora que estamos solo usted y yo, ¿Por qué el viernes que llegue Tsuinaoi y tú estaban extrañas?—. Su mirada suave junto a esos ojos azules tan profundos, la hizo sentirse nerviosa.

—Eh, ya sabes cosas de chicas—. Dice evitando su mirada, su tío era un hombre perspicaz, pero mejor olvidar eso... no sería sencillo.

"Lo cierto es que lo del viernes fue lo más raro que me ha pasado hasta ahora... y de por sí incómodo" pensaba mirando los botones del ascensor.



Viernes 5 de mayo.

—¿H-hola?—. Era normal estar nerviosa, después de todo era un número desconocido.

"¿Y ahora? No hablaban, donde sea otra broma de Tsuinrai, uh mm, la verdad no le agradaba la idea de que esta volviera a utilizar su número de teléfono, aunque esta vez no se lo había dado a nadie solo a su tío".

Una Voz Distante,Un Amor Silencioso.(reescribiendo historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora