Capítulo 21

106 12 0
                                    

EL lunes, Jungkook tiene que viajar a Alemania. Me pide que vaya con él, pero me niego. En un principio se enfada, pero le hago entender que, por mucho que nos apetezca estar las veinticuatro horas del día juntos, debe comprender que a su sobrino no le haría mucha gracia compartirlo conmigo.
El mismo lunes por la noche me llama por teléfono y hablamos más de tres horas. Me cuenta lo muchísimo que me echa de menos y yo le cuento lo aburrido que estoy sin él.

El martes, cuando salgo de trabajar, decido ir al gimnasio. Desde que Jungkook está conmigo, apenas tengo tiempo para ir. Correr en la cinta y hacer una clase de spinning consiguen que me relaje. Cuando termino, estoy completamente sudado. La marcha que mete la profesora de spinning me encanta. Es justo lo que necesito. Entro en el baño, me desnudo y me voy directo a la ducha. ¡Oh, qué gustazo! En cuanto me refresco, me asomo al jacuzzi del gimnasio y, al no ver a nadie, decido meterme unos minutos. Y cuando estoy a punto de hacerlo oigo una voz detrás de mí:
—¿Jimin?
Miro a la persona que me llama. Es una mujer que se acerca a mí.
—Hola, ¿no me recuerdas?

La miro. Su cara me suena de algo pero no consigo saber de qué hasta que ella dice:
—Soy Marisa. Marisa de la Rosa. Nos conocimos este verano en Zahara de los Atunes, en una fiesta de los años veinte. Nos presentó Frida, ¿sabes de lo que hablo?

Rápidamente sé quién es y de lo que habla.
—Oh, sí… ya te recuerdo. Eras de Huelva, ¿verdad?
—Exacto. —Sonríe, mientras se sujeta la toalla al cuerpo—. ¿Qué tal estás?
—Agotado —contesto, señalándome—. Me acabo de machacar con una clase de spinning y me he quedado como nuevo.
Marisa sigue sonriendo.
—Yo no puedo con el spinning. Me deja totalmente fuera de combate. ¿Vas al jacuzzi?
—A eso iba.
—Anda, pues genial, te acompaño.

Durante varios minutos, los dos charlamos mientras las burbujas explotan a nuestro alrededor. Estoy
alerta. Esa mujer ya me tiró los trastos en la fiesta de Zahara, pero sorprendentemente esta vez no me
hace la más mínima insinuación. Tras el jacuzzi, las dos nos duchamos y antes de despedirnos nos pasamos los teléfonos móviles.

El viernes a las doce de la mañana me llega un precioso ramo de rosas rojas a la oficina y, cuando abro la nota adjunta, se me saltan las lágrimas al leer: «Me muero por besarte, morenito».
A las cuatro, cuando regreso de comer, me sorprendo al ver a Jungkook hablando con varios jefes. Mi alegría se convierte en júbilo y quiero saltar de felicidad. Él me ve y, durante unos segundos me observa, para luego darse la vuelta y continuar hablando.
Diez minutos después, recibo un mensaje en mi móvil de él que dice: «Te espero en mi hotel. Ponte guapo. TQ».

Feliz como una perdiz, a las seis abandono la oficina. Llego a casa, me ducho y me arreglo. Hoy quiero estar guapo para Jungkook y me pongo un traje que me he comprado en color burdeos que estoy seguro de que le encantará. A las ocho llego al Villa Magna y, sin preguntar, me dirijo directamente hacia el ascensor. El ascensorista ya está advertido de mi llegada y me lleva hasta la planta en la que se aloja Jungkook.

Cuando entro en la suite, me extraña no verlo allí. Lo busco pero sólo encuentro su maletín, con su portátil sobre la cama. Convencido de que no tardará, regreso al salón y pongo música. La música es buena para alegrar el ambiente. Localizo la emisora que suelo poner y en ese momento comienza a sonar September de Earth, Wind and Fire. Me encanta esa canción. Sin dudarlo me quito los zapatos y
comienzo a bailar mientras canto:.

Do you remember the 21st night of september?
Love was changing the minds of pretenders
While chasing the clouds away
Our hearts were ringing
Ba de ya - say that you remember
Ba de ya - dancing in september
Ba de ya - never was a cloudy day.

Meneo las caderas al compás de la música mientras canto y disfruto aquella canción. Con los ojos cerrados, doy vueltas al llegar al estribillo, levanto los brazos y me dejo llevar por la melodía. De pronto, la música se detiene, abro los ojos y me encuentro ante Jungkook y una mujer de mediana edad que me observan.
Con la lengua fuera por el bailecito que me he marcado, me avergüenzo de pronto por el espectáculo que he debido de ofrecer hasta que la mujer me sonríe y se acerca hacia mí.
—Reconozco que cada vez que escucho esta canción me hace bailar… Hola, soy Sonia, la madre de Jungkook, ¿y tú eres?

~Ask mę whätever ¥ou wªnt. ¹~ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora