A la mañana siguiente cuando llego a la oficina, no me sorprende encontrarme a Jungkook trabajando. Con disimulo dejo mis cosas sobre mi mesa y suena mi teléfono interno. Jungkook. Quiere que pase.
—Buenos días, señorito Park.
—Buenos días, señor Jeon.
Entonces veo a Julio Merino, un chico de la empresa, sentado en la mesita redonda que hay en el despacho con unos papeles.
—Señor Merino —dice Jungkook recostándose en la silla—, ¿podría traerme un café solo?
El joven se levanta.
—Sí, señor Jeon… en seguida se lo traigo.Cuando pasa por mi lado pone los ojos en blanco y yo intento contener la risa. Cuando Jungkook y yo nos quedamos solos en el despacho, él suaviza su tono de voz:
—¿Qué tal has dormido?
—Fatal… te echaba de menos.
Noto la comisura de sus labios curvarse.
—Seguro que no tanto como yo a ti.
—Te equivocas… estoy seguro que tanto o más.
Nos miramos. Duelo de miradas. He aprendido a aguantar sus retos.
—Esta noche duermes conmigo en mi hotel.—Vale.
Esa proposición me encanta. Me enloquece y pienso que será un buen momento de explicarle lo que me pasó el día anterior.
—¿Te apetece que juguemos con compañía?
Mi estómago se contrae. ¿Jugar acompañados? Sé lo que eso significa y llevo mucho tiempo sin hacerlo. Trago el nudo de emociones que se ha atascado en mi garganta.
—Me parece bien si a ti te lo parece.
Sin levantarse de su asiento, mueve su cabeza.
—¿Excitado? —pregunta al notar mi nerviosismo.
Asiento. Jungkook sonríe y se levanta.
—Por favor, señorito Park, pase al archivo.Sin dilación, me dirijo hacia donde me pide y mi respiración se vuelve irregular. Una vez allí, Jungkook se
acerca a mí, mi trasero golpea los archivos y, apoyando su cadera sobre la mía, siento que su mano se mete adentro de mi pantalón y me toca el muslo derecho.
—Llevo sin entregarte mucho tiempo y no veo el momento de hacerlo.
— Jungkook…
—Sigo cabreado contigo y mereces un castigo.
—¿Un castigo?
—Sí… mi pequeño. Y esta tarde sabrás cuál es.
Regresa el duelo de miradas.
—Te recuerdo —murmuro—, que tu castigo en Barcelona fue calentarme en aquel bar de intercambio de parejas y luego dejarme a dos velas.
Sonríe y pasa su nariz por mi pelo.
—Nunca se sabe, Jim… nunca se sabe.
Su mano me hace separar las piernas. Toca la tirilla de mi ropa interior.
—Tu castigo te espera en mi hotel —murmura en mi oído—. Cuando salgas de la oficina, coge tu coche y ve directo para allí.Jungkook saca su mano adentro de mi y se retira.
—Muy bien, ya puedes proseguir con tu trabajo.
Excitado y molesto por aquel trato tan frío me doy la vuelta para salir cuando siento que me da un azote. Yo me vuelvo para reprenderlo y entonces me atrae hacia él, me besa con pasión y murmura con una inquietante sonrisa:
—Te quiero, pequeño…
Esas dulces palabras consiguen en mí el efecto Jeon. Mi mosqueo se va y sonrío como un tonto mientras él me abraza y toma mi boca con posesión.
A los pocos segundos, Jungkook me suelta.
—Señorito Park, ¿quiere dejar de provocarme para que yo pueda dirigir esta empresa?Eso me hace reír y, tras colocarme bien el pantalón, salgo del archivo, después del despacho y, con una tonta sonrisa en mi cara, regreso a mi mesa. Definitivamente, esa noche le explicaré lo que me ocurrió. Julio llega con el café y, cuando pasa por mi lado, murmura:
—Joder con el jefe… ¡hoy me tiene frito!
Sonrío e intento concentrarme en trabajar.
A las seis salgo del trabajo nervioso y hago lo que me ha pedido. Recojo mi coche y voy hasta su hotel. Cuando llego, Tomás está esperando en la puerta y, al verme, me hace una seña con la mano. Paro el coche, bajo la ventanilla y lo oigo decir:
—El señor Jeon lo espera en su suite. Yo me encargaré de su coche.Encantado, me bajo y entro en el hotel mientras la excitación crece a cada segundo más en mí. Llevo sin jugar a sus juegos desde que estuvimos en Zahara de los Atunes y estoy inquieto. El ascensorista sonríe y me saluda cuando me ve entrar. En silencio subimos las plantas y, cuando se abren las puertas
del ascensor, me sorprendo al encontrarme a Jungkook esperándome en el vestíbulo.
—Hola, cariño.
—Hola —respondo feliz mientras paseo mis ojos por él y valoro lo guapísimo que está con ese pantalón negro y la camisa celeste. Sin demora, me besa, me coge por la cintura y me guía hasta la suite.
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~Ask mę whätever ¥ou wªnt. ¹~ Kookmin
FanfictionUna de las sagas más eróticas. Adaptacion (Pídeme lo que quieras). Kookmin. Terminada.