Capítulo 5

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TRAS salir del restaurante, Jungkook vuelve a cogerme de la mano con un gesto posesivo, y yo me dejo llevar. Cada vez me gustan más las sensaciones que me provoca, a pesar de que estoy algo desconcertado por su proposición.

Una parte de mí quiere rechazarla, pero otra parte quiere aceptarla. Me gusta Jungkook. Me gustan susbesos. Me gusta cómo me toca y sus juegos. Caminamos en busca de la sombra por los jardines del Palacio Real mientras hablamos de mil cosas, aunque de ninguna en profundidad.

-¿Te apetece venir a mi hotel? -me pregunta de repente.
-¿Ahora?
Me mira. Recorre mi cuerpo con lujuria y susurra con voz ronca:
-Sí. Ahora. Estoy alojado en el hotel Villa Magna.
El estómago se me contrae. Ir a una habitación con Jungkook supone ¡lo que supone! Sexo... sexo... y sexo. Y, tras mirarlo unos segundos, le digo que sí con la cabeza, convencido de que es eso lo que quiero con él. Sexo. Caminamos de la mano hasta el parking.

-¿Me dejarás conducir?

Me mira con sus inquietantes ojos azules y acerca su boca a mi oído.
-¿Has sido bueno?
-Buenísimo.
-¿Y vas a volver a cantar?
-Con toda seguridad.
Lo oigo reír, pero no contesta. Cuando llegamos al parking y paga el ticket, vuelve a mirarme y me entrega las llaves.
-Tus deseos son órdenes para mí, pequeño.

Emocionado, doy un salto a lo Rocky Balboa que vuelve a hacerlo sonreír. Me pongo de puntillas y lo beso en los labios. Esta vez soy yo quien le agarra de la mano y tira de él en busca del Ferrari.
-¡Uooooooooo! -grito, emocionado.
Jungkook se monta y se pone el cinturón.
-Bien, Jim -me dice-. Todo tuyo.
Dicho y hecho.
Arranco el motor y pongo la radio. En seguida, la música de Maroon 5 llena el interior del vehículo y, antes de que él toque el volumen, lo miro y murmuro:
-Ni se te ocurra bajarlo.

Pone los ojos en blanco, pero sonríe. Está de buen humor. Salimos del parking y me siento como si fuera un guerrero amazónico con aquel impresionante coche entre mis manos. Sé dónde está el hotel Villa Magna, pero antes decido darme una vueltecita por la M-30. Jungkook no habla, simplemente me observa y aguanta estoicamente el volumen de la radio y mis cánticos. Media hora después, cuando me doy por satisfecho, aminoro la marcha y salgo de la M-30 para dirigirme al hotel Villa Magna.

-¿Contento por el paseo?
-Mucho -respondo, emocionado por haber conducido semejante coche.
Sus manos me cosquillean las piernas y noto que se paran sobre mi monte. Hace circulitos sobre él y me humedezco al instante. Escandalizado, quiero cerrar las piernas.

-Espero que dentro de media hora estés todavía más contento -me dice.
Eso me hace reír mientras noto sus manos juguetonas apretando mi sexo a través del vaquero. Eso me pone más y más, y, cuando llegamos a la puerta del Villa Magna y nos bajamos del coche, me agarra de la mano, me quita las llaves y se las entrega al portero. Después tira de mí hasta llegar a los ascensores.

Una vez en su interior, el ascensorista no necesita preguntarnos nada: sabe perfectamente dónde nos tiene que llevar. Al llegar a la última planta, se abren las puertas del ascensor y leo: «Suite Royal». Al entrar, respiro el lujo y el glamur en estado puro. Muebles color café, jardín japonés... Entonces me doy cuenta de que hay dos puertas en la suite. Las abro y descubro dos fantásticas habitaciones con enormes camas king size.

-¿Por qué utilizas una suite doble?
Jungkook se acerca a mí y se apoya en la pared.
-Porque en una habitación juego y en la otra duermo -murmura.
De pronto, unos golpes en la puerta llaman mi atención y entra un hombre de mediana edad. Jungkook lo mira y dice:
-Tráiganos fresas, chocolate y un buen champán francés. Lo dejo a su elección.
El hombre asiente y se marcha. Yo todavía estoy en estado de shock mientras observo el placer de lo exclusivo. Nos alejamos unos metros de la puerta y caminamos por la habitación. Yo me dirijo directamente a una terraza. Abro las puertas y salgo

~Ask mę whätever ¥ou wªnt. ¹~ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora