006. febrero.

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La buena noticia es que Min Yoongi se le acercaba cada vez más. La mala, era que él quien lo rehuía.

Tonto.

Tonto.

Tonto.

No quería seguir sintiendo más por él. Park Jimin solo quería un beso, pero su corazón ya no daba más. Ese amor platónico que alguna vez creyó que solo sería eso, se fortalecía como la nieve que cuajaba ahora en las esquinas del castillo.

No quería que se sintiera como Hogwarts, duro y macizo. Salir y entrar, nada más. Ir y venir. Pero quería quedarse.

De noche, cerraba su cuerpo debajo de las mantas, recordando lo que sintió al abrazarlo. Cerrando los ojos para imaginar la curva de su cuello, el final de su cabello negro en su nuca, sus ojos abiertos por la sorpresa y el calor que la chimenea de la sala común lo había contagiado esa noche a finales de diciembre. Sus recuerdos habían pasado de la imagen diminuta de Min a la distancia, lejos, fuera de su radio, en su propio espacio, a millas del suyo, a los recuerdos de su sonrisa cada vez que lo saludaba, cada vez que se lo encontraba en el pasillo, cada vez que caminaba a su lado luego de un «Hola» cargado de «¿Caminamos juntos?»

Tenía miedo. No lo aceptaría, no lo diría en voz alta, pero lo sentía.

Tenía miedo y más lo sintió cuando al aire se tiñó de color rojo y rosa como cada año al acercarse San Valentín.

—Maldición — murmuró y soltó la pluma que tenía en la mano, ubicado en la mesa más distante al ventanal desde donde se paseaba el calamar gigante. Llevaba horas atorado en unos cálculos de Aritmancia que no le cuadraban y que no le darían a menos que abandonara sus deberes un rato o que Jennie le diera permiso para copiar los suyos. Sin embargo, no le veía futuro a ninguno de sus dos planes: Ya era tarde y pronto tendría que guardar todas sus cosas para irse a cumplir su ronda nocturna con el resto de los prefectos y Jennie había subido al cuarto de los chicos a ver como seguía Taehyung quien llevaba un par de días resfriado y sin poder asistir a clases.

Apoyó su mentón en la mesa desesperanzado, entonces lo vio entrar. Su cabello negro se veía despeinado, sus mejillas arreboladas y en la mano izquierda llevaba una bufanda de franjas amarillas y negras.

Se le revolvía el estómago como cada vez que Hufflepuff tenía algo que ver con él.

Su mejor amigo es Hufflepuff, ya cálmate. Se dijo así mismo mientras se enderezaba en su asiento y volvió a tomar la pluma solo para hacer algo antes de que Min Yoongi se diera cuenta que no podía sacarle los ojos de encima.

Tarde.

El mayor lo saludó con una mueca y con la misma mano que sostenía la bufanda Hufflepuff.

Eso, enróstramela, Min Yoongi. Recuérdame que eres un traidor y esa es tu casa favorita.

Se quejaba, se quejaba por no tener su atención mientras que al mismo tiempo bajaba la cabeza para clavar sus ojos en la portada de su libro como si quisiera ser invisible.

—¿Qué tal Park Jimin? Necesito un favor.

Nunca antes el rostro de Key le había parecido tan agradable, ni el sobresalto que siempre provocaba su presencia tan revitalizante.

Por el rabillo de sus ojos vio como Min Yoongi conversaba con un chico de su mismo curso.

—¿Un favor? — Jimin intentó esconder su desazón— Ahora no puedo, intento hacer mis deberes y tengo que irme a mi ronda nocturna.

—Excelente, porque justo tiene que ver con tus obligaciones de prefecto — Park Jimin se limitó a alzar las cejas y a no decir nada, así que Key continuó— Necesito que me cubras. Tengo que salir a dar una vueltecita, si me pillan diré que cuento con tu autorización para ir a buscar algo que se me quedó en el aula de Encantamientos.

Every month is you ϟ  Yoonmin en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora