Every month is you ϟ Yoonmin en Hogwarts.

Especial: Girasoles.

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Porque las quiero y quiero mucho esta historia hoy tenemos ¡Especial de final de año! ¡Espero que la disfruten y que nos leamos en Strange & Beautiful mi historia en emisión!

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Esa tarde, el invernadero número cinco parecía hervir a pesar de los copos de nieve que afuera caían tan finos como pelusas. Tal vez se debía al bullicio que se escuchaba desde afuera, como quien escucha una cacerola a punto de hervir desde la cocina o el burbujeó de las carpas a orilla del puente colgante que cruzaba el Lago Negro. Como sea, Park Jimin sentía que a pesar de estar en pleno invierno, la pesada túnica era demasiado asfixiante.

—Jimin, son girasoles, no son tan difíciles de cuidar. Una mandrágora te creería este nivel de escándalo.

—No es un escándalo, es algo de preocupación escolar.

—¿En estas épocas existen los girasoles? Digo, ¿Es normal que se marchiten, no? lo pregunto por el nombre.

—Esto no tiene nada que ver con el nombre, Jennie, tiene que ver con que le prometí que las iba a cuidar y están más marchitas que la carrera de bateador de Jeon, tonta.

—No es hay necesidad de insultar, Park, estoy aquí para ayudarte, no para recibir insultos gratuitos, más cuando son así de carentes de elegancia.

—Quiero destacar que el hecho de que no esté mi novio no te da derecho a insultarlo tampoco.

Jimin dejó de mirar fijamente los girasoles que Min Yoongi había plantado antes de irse, los mismos que hasta hace una semanas, justo cuando estaba llegando diciembre, habían perdido su vigor. Había intentado de todo, de todo menos escribirle al propietario, porque sentía que era su responsabilidad cuidar de ellos. Él había comprado las semillas, el había estado al lado de Yoongi cuando los plantó, el que se había comprometido en cuidarlas.

Todo y eso incluía acarrear a sus amigos para que le dieran una ayuda, algo que estaba saliendo terriblemente mal.

—¿Y si plantas unos nuevos? —comentó Taehyung apoyando una de sus caderas en una mesa mientras se cruzaba de brazos

Jimin no tuvo que decir nada para que su amigo entendiera que bajo ningún punto era una opción.

—Ey, ¿Estás aquí? ¿Te escapaste?—Jeon Jungkook abrió la puerta del invernadero envuelto en una larga túnica de Quidditch roja y dorada. Los colores de su casa.

—Genial, Jeon entró en este lío —Jennie ladeo la cabeza y sonrió como si un nuevo cómplice se uniera a una especie de redada

—¿Qué hace aquí? ¿Por qué tienes que traerlo a todas partes? —refunfuñó Jimin—. Como sea, me da igual si Jeon está aquí siempre y cuando podamos resolver esta desgracia.

En su voz se notaba la angustia, tal vez por eso el grupo dejó de discutir y cargaron toda su atención hacia él.

—¿Cuál es la desgracia? —Jeon le susurró al oído a Tae.

—Los girasoles de Min Yoongi se están marchitando —respondió de la misma forma.

—¿Hace cuanto están así, Park?

—Hace una semana, o tal vez menos. Ya no lo sé —balbuceó ojeando el libro de herbología que había sacado de la biblioteca. Pasaba las hojas con tanta rapidez que a penas leía algo de lo que estaba escrito. Taehyung, que lo conocía más que él mismo, tomó su brazo para calmarlo.