Every month is you ϟ Yoonmin en Hogwarts.

008. abril.

Los besos de Min Yoongi nunca parecían ser suficientes. Ni los que le dio el resto de esa noche, ni todos los que vinieron después.

Dulces, suaves, lentos, urgentes, sensuales, divertidos, pesados, amodorrados... eran tantos, que pudo haberlos calificado en el borde de su libro de historia, sin embargo, entre uno y otro encuentro, a penas podía hacer algo más que pensar en cuanto tiempo pasaría para que se volvieran a encontrar en el rincón más próximo.

Era un adicto.

Un puto adicto.

Se sentía como si se hubiera tomado todas las dosis de Felix Felicis del mundo mágico y ahora tuviera miedo a dejarlas.

Se besaban a escondidas. Se besaban en la soledad de un aula vacía o en la sala común cuando no quedaba nadie. A veces solo se miraban y ya sabían que tenían que esperarse para continuar con ese beso eterno que mantenían mientras los días de marzo pasaban.

Es que besarlo era... Merlín, besarlo era el cielo.

Porque besarlo a veces no era solo besarlo. Era dejar que sus manos tomaran su cintura para pegarlo más a él. Era hundir -¡Por fin!- sus dedos en su corto cabello negro. Era sentir sus pulmones arder porque olvidaba respirar. Era separarse a penas para llenar sus pulmones de aire antes de lanzarse sobre su boca de nuevo; Era dejarlo lamer su labio inferior. Era morder despacio. Era jugar con su lengua. Era apoyarse en él y sentir que ni todos los Gryffindor del mundo podrían invocar esa cantidad de fuego que las manos del Slytherin podía provocarle o cuando le susurraba despacio contra su oreja: «Te veo después, Park Jimin».

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—Tienes la boca hinchada. ¿Podrías al menos acomodarte esa corbata? ¿Dónde está tu decoro, Park Jimin? — los comentarios de Jennie eran letales. Con los dedos cruzados para sostener su mentón, lo miraba como si fuera una pitón a punto de devorar su cena — Te ves fabuloso.

Apretó los labios y se acomodó la corbata antes de tomar asiento frente a ella.

—No puedo dejar de besarlo, necesito ayuda.

Su amiga soltó una risa y soltaba el tenedor que tenía agarrado.

—No creo que exista algo al respecto sin tener que usar magia muy oscura. ¿Alguna idea, Tae?

A su lado, su amigo levantó los ojos de unos cuantos pergaminos que tenía en la mano. Desde que abril había iniciado, se veía mucho más compuesto que el mes pasado. Al menos, las sombras de sus ojos se habían desvanecido y se podía tener una conversación con él que no terminara en una inútil discusión.

—Conozco un hechizo aturdidor que te dejaría inconsciente por tres meses. El efecto secundario es que borra tu memoria — murmuró mientras una esquina de su boca se comenzaba a alzar divertida— ¿Es lo que necesitas?

Jimin soltó un suspiro como si fuera un animal malherido y se llevó las manos a las mejillas. En el plato, frente a él, se materializó un guiso de calabaza que estuvo seguro de que ni siquiera probaría.

—Esto está mal — murmuró con la mirada fija en la fuente con lechuga— Solo sería un beso y ya. Un beso, sería suficiente.

—¿Te quejas porque tienes mucho más? — preguntó Jennie y se llevó un trozo de carne a su boca.

—No, claro que no. Me quejo porque siento que estoy cayendo en un pozo sin fondo.

Fue el turno de su mejor amiga de suspirar, notoriamente cansada por esta situación.

—¿Entonces?

—Que me bese... mucho, significa que le gusto, ¿cierto? —se enderezó y atrapó sus manos entre las piernas para no moverse inquieto, preso por la ansiedad— Es decir, es que nos besamos... mucho, pero nunca hemos, ya saben... hablado de porque nos besamos y si tengo en cuenta que se comió la boca con una mujer por cinco años consecutivos, me gustaría saber por qué ahora me come la boca a mi—guardó silencio analizando la expresión de sus amigos frente a él. Taehyung y Jennie se miraron y luego se volvieron a él — No pongan esa cara, estoy seguro de que mis preguntas son muy válidas.