Las manos le olían a naranja.
Era la misma naranja que se mezclaba con la menta y el olor personal de Min Yoongi. Ese olor que deseaba sentir bajo su nariz cuando al fin pudiera hundirla en su cabello, en su cuello, por toda su piel hasta grabarlo a fuego en su memoria. Lo haría, estaba seguro de eso, haría ese olor, esa piel y ese cabello todo suyo.
Lo haría... algún día, probablemente el día en que dejara de ser el idiota que había tirado por la borda la mejor y única oportunidad que tuvo alguna vez el pasado 14 de febrero y que no se volvió arrepentir en todo el resto del mes a pesar de la, cada día, más habitual cercanía entre el mayor y él.
Como sea.
Lo haría.
Y mientras esperaba a que eso pasara, todas las mañanas saludaba a su Nuxmagphyta, que con solo sentir su presencia, abría sus flores para darle los buenos días. Entonces, acariciaba con cuidado sus hojas para que su olor se impregnara en su piel y pudiera empezar un nuevo día con el recuerdo de que Min Yoongi le había dado un regalo.
El día 9 de marzo, estuvo listo para devolvérselo.
Era su cumpleaños, lo sabía porque lo vio celebrarlo por años desde lejos. Ahora por primera vez estaba lo suficientemente cerca para no solo mirar, sino que acercarse a saludarlo como si fueran... amigosoalgoasí. Así fue como la mañana de su cumpleaños, luchó por ignorar el nudo que se había formado al final de su esófago, saludó a su planta y sacó del cajón de su mesita de noche una bolsita de tela café pequeña, casi diminuta para metérsela el bolsillo.
—¿Eso es todo? — le preguntó Taehyung con un tono que le sonó demasiado sombrío incluso para venir de él, sin embargo, desde hace un tiempo, su mejor amigo se veía sombrío en general y no, no tenía idea de que lo tenía así a pesar de lo mucho que había insistido para saber que le pasaba.
Asintió y a pesar de las sombras, Taehyung sonrió poniendo una mano en su hombro.
—Ve por él.
Sabía que era un buen regalo. Sabía que le iba a gustar. Lo sabía porque le había prestado absoluta atención a cada una de sus palabras aquella tarde en el invernadero número cinco. Sin duda eso hizo que el nudo al final de su esófago se soltara, aunque este se apretó aún más cuando entró al Gran Comedor y lo vio sentado junto a sus amigos al inicio de la mesa de Slytherin. Hoseok, el Hufflepuff, le ponía sobre la cabeza una bonita corona de papel y Namjoon, el de Ravenclaw le tiraba papel picado en la cara luego de que Yoongi le diera una generosa mascada a un pastel de chocolate.
Se veía tan feliz que su sonrisa enseñaba sus encías. Enorme y brillante, lo inmovilizó en su rol de espectador desde donde solo podía observar, pestañear y a penas respirar. Aunque todas esas funciones básicas se interrumpieron en el momento en que los ojos negros del mayor se clavaron en él.
Su sonrisa cambió, se volvió diferente. Se convirtió en la misma que parecía dedicarle solo a él.
Merlín.
—Hey — dijo quitándose la corona de papel de la cabeza.
—Feliz cumpleaños — tartamudeó y deseó que Taehyung o Jennie estuvieran al lado de él para sostenerlo en pie. Bajó la mirada hasta la corona. — Muy bonita.
—Ya. A Hobi le gustan las manualidades, nada del otro mundo.
—A mi nadie me ha hecho una antes a pesar de lo mucho que la merezco — respondió para devolverle la importancia al regalo de su amigo. Min rodó los ojos y pensó que esa era la señal que necesitaba— Te... tengo un regalo.
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Every month is you ϟ Yoonmin en Hogwarts.
Fanfiction«¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a un nuevo año escolar en Hogwarts!» Un nuevo año lleno de aventuras los espera. Para Park Jimin sería el quinto, pero el último para Min Yoongi. Esto solo podría significar una cosa: era su última oportunidad para lograr...