El amor es un camino que te lleva a situaciones vergonzosas, a veces te ciega tan profundo que puedes confundir la amistad con el amor y a la vez destruirte a ti o a alguien más. Lee Suho fue uno de ellos, quien siempre llevaba una venda en los ojos...
—La sorpresa es mía, Heeyeon. No tenía idea que regresabas hoy, me hubieras llamado. Podría haber ido por ti —Suspira exhausto. Ambos se encontraban en una postura prometedora y también donde él no podía respirar correctamente.
—Lo sé, pero preferí darte una sorpresa —recorre su mirada en él —; no de esta manera —voltea y cierra sus ojos de la vergüenza. Justo en ese segundo, se da cuenta de la mano de Seojun sosteniendo aún su cintura a causa de la caída, seguro quería evitarle alguna lesión —¡Lo siento! —se trata de levantar con un sonrojo en su cara; no obstante, se cae de nuevo. Seojun al notar ello la ayuda a incorporarse.
—Sé que te fascina caer al piso, pero deja de hacerlo. No siempre estaré para sostenerte —ríe bajo.
—Y por qué no lo estarías, si parabas persiguiéndome en la primaria para que te protegiera —sonríe siguiéndole el juego.
—Eso era antes, ahora sé defenderme —suspira —; aunque claro ahora ya soy mayor de edad, debería actuar como uno ¿No?
—Supongo que sí, pero a mi me gusta más el Seojun niño y risueño que conocí primero —le acaricia la mejilla —a veces extraño eso...
Los mejores tiempos son la niñez y más si él estaba con ella todo el tiempo, embobada por ese inocente rostro.
—¿Extrañas, que?
—Nada...olvídalo
«No importa, de igual manera estas a mi lado, Seojun. Así será siempre» Pensó Heeyeon con mucha seguridad, ya que al tener una buena relación durante un largo tiempo existía una gran posibilidad que Seojun nunca desapareciera de su vida.
—Si no es nada, no insisto —relaja su ceño al saber que no era nada preocupante y le regala una sonrisa cálida.
Heeyeon alaba su actitud. Ella siempre amó ese lado de él, a veces era muy tímido con los demás; sin embargo, su caballerosidad ante ella era inigualable a comparación con otras chicas que interactúa. Todos llegaban a enamorarse de Seojun por su belleza o la melodía de su voz, pero Heeyeon nunca pierde la oportunidad de presumir que ella fue la primera mujer en congeniar y crear un hermoso lazo entre ellos. Una bonita amistad.
Una amistad, donde alguien tiene que salir enamorándose...
—Enserio te extrañe, Seojun —menciona en voz baja debido a sus nervios. A pesar de eso, él logró escucharla.
Se inclina cerca de su oreja —Yo también —le susurra con tranquilidad, aunque Heeyeon pensó que tenía otras intenciones.
—Eso me hizo cosquillas —se sonrojo y se ríe a la vez.