Capítulo 13

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5 de abril, 2022

Axel:

Cuando la noticia me llegó no podía creerlo.

Una persona que marcó mi vida para bien, que me enseñó muchos de mis principios. Mi abuelo. Murió.

Me quedo sentado en mi sofá, tratando de asimilar lo que pasó. No soy de beber, pero el vaso con Ron que sostengo está casi vacío. Necesitaba algo fuerte que me ayude a sobrellevar esto.

Estoy en shock. Como si no me lo creyera. Como si no cayera en que realmente ya no está con nosotros. Como si estuviese flotando en una nube.

Ni siquiera escucho el timbre hasta que suena sin cesar.

Bufo, sin ganas de levantarme, pero haciéndolo.

Cuando abro la puerta, me sorprende ver quién está.

—¿Qué haces aquí? —ella me mira con los ojos brillosos y sé que sabe, no responde, sólo se lanza a mis brazos en un abrazo que me toma por sorpresa, pero que no sabía que necesitaba hasta que me lo dio.

Envuelvo mis brazos con fuerza en Natasha, hundiendo mi rostro en su cuello, llenando mis pulmones de su aroma a café con pintura, una combinación que jamás pensé que quedaría tan bien y sería tan deliciosa.

Sin darme cuenta, las lágrimas comienzan a deslizarse por mi rostro hasta su cuello, humedeciéndolo. Creo que lo nota porque su agarre se hace más fuerte.

Luego de unos minutos en donde me quedo así, me separo un poco, aunque en el fondo no quiera.

—¿Cómo te enteraste? —le pregunto viéndola, veo que tiene una lágrima en la mejilla y con mi pulgar la limpio—. ¿Estás bien? —ríe suave y asiente.

—Yo sí.

—Pero estás llorando —digo preocupado.

—Porque la situación me pone triste —le sonrío y tomo su mano para sentarnos en el sofá—. Ammbar me dijo —me responde a la primera pregunta—, apenas lo dijo vine aquí porque sé que lo querías mucho.

—Él me enseñó mucho —respiro hondo sintiendo las ganas de llorar llegando nuevamente—. Lo quería con el alma.

—No tienes que reprimirte —dice suave acariciando mi pierna.

Coloco mi mano sobre la de ella en mi pierna y no la quita, al contrario, sus dedos me acarician.

—No es que quiera reprimirme —vuelvo a verla—. Sino que no quiero estar triste, porque sé que se fue feliz y contento con su vida, él estaba bien y ya sabíamos que esto iba a llegar por la edad que tenía —me sonríe con dulzura—. Es sólo que es triste que ya se haya ido.

—No está mal estar triste o dolido, no importa el contexto.

—Lo sé, es que él siempre decía que no quería que lo lloremos mucho, ya que vivimos todo lo más lindo con él y que quería que recordemos todos los buenos momentos en vez de sufrir su partida ya que en vida disfruto al máximo su vida y compartirla con nosotros.

—Él sabía que no le quedaba mucho tiempo ¿No? —dice con una suave sonrisa triste.

—Sí —río suave recordándolo—, por eso siempre nos repetía lo mucho que nos quería y lo satisfecho que estaba con su vida.

—Eso es bueno, así ustedes se quedan tranquilos.

Asiento y me recuesto en el respaldo del sofá cerrando los ojos. Pero los abro al instante en que siento su mano soltar la mía y la veo ir a la cocina.

Intencional (#2 Trilogía Tratos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora