Epílogo

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Meses más tarde...

8 de octubre, 2022

Axel:

Me seco el sudor de la cara con una toalla y me quito los guantes de boxeo.

—¿Cansado? —levanto la mirada a unos ojos cafés que me miran con dulzura y me sonríen.

Meses atrás, cuando llegó de improvisto a mi oficina y me dijo que me quería, me costaba aceptar que iba a ser diferente, que esta vez sí iba a cambiar.

No acepté. Le correspondí las palabras, pero no acepté volver.

Me había dolido mucho todo. Con el trato que hice pretendía enamorarla, pero jamás pensé que sucedería todo ello.

Todo cambió cuando comenzó terapia. Blake un día llegó y me comentó que Natasha había comenzado el psicólogo por decisión propia, porque ya no quería ser así y quería sanar verdaderamente todo lo que no la dejaba avanzar, todo lo que nos impedía avanzar a nosotros dos juntos.

Fue ahí cuando realmente todo cambió.

No volvimos, por más que me moría por hacerlo, por más que ella quería volver. No lo hicimos y nos tomamos un tiempo para que ella pueda sanar tranquila, ya que los inicios son complicados.

Uno tiene que aceptar cosas que quizás no quiere aceptar y al principio es común enojarse y no querer volver, por eso le di su tiempo para que vaya aceptando y reconociendo todo. Sanando.

Día tras día. Semana tras semana. El cambio se notaba. Ella estaba más tranquila, más sonriente, como si tuviese una energía completamente diferente. No estaba negada a la vida ni al amor.

Entonces un día, cenando los dos solos en su casa, terminamos besándonos. Fue ahí cuando decidimos volver a empezar. Esta vez con cambios firmes y verdaderos.

—No mucho. ¿Cómo te fue? —viene de la psicóloga, por eso pregunto.

—Bien, me tranquilizó —dice con suaves risas.

—¿Nerviosa? —se muerde el labio inferior asintiendo.

—Un poco.

Suspiro sabiendo que realmente lo está y me acerco a ella.

—Va a salir todo bien, en realidad ya los conoces —digo divertido y ríe colocando sus manos con suavidad en mi pecho al estar todo sudado—. Te quiero, Natasha —le digo para acercarme y besarla con suavidad, ella suspira sobre mis labios, correspondiéndome el beso.

—Te quiero, Axel —dice una vez nos separamos y mirándome a los ojos, sin importarle quién mire o quién no.

Se disculpó muchas veces por todo el daño que me hizo y que se hizo ella sola. Y si bien yo ya la había perdonado, tenía que perdonarse ella misma.

—Ve a ducharte, que debemos irnos —dice empujándome son suavidad en dirección a los baños, yo tomo su mano y la pego a mí nuevamente, haciendo que jadee sorprendida.

—Podrías ayudarme...

Sonríe y niega.

—Yo ya me duché —ignoro lo que dice y la subo a mi hombro, con su estómago en él—. ¡Axel! —larga una carcajada y se queja, pero no se resiste.

Coloco mi mano debajo de su trasero sosteniendo el vestido para que no se le vea nada, ya que mucho de los babosos de este gimnasio quieren robarme a mi chica.

Ya no le avergüenza mostrar afecto en público. Tampoco le tiene miedo al título novios. Es por eso que quiero quitarle el nerviosismo de la presentación oficial con mi familia.

Intencional (#2 Trilogía Tratos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora