CAPITULO VI

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La tensión se rompió de inmediato cuando el celular de Andrew empezó a sonar, giré mi cabeza hacia el otro lado y solo cerré los ojos con fuerza tratando de borrar todas las impulsiones que tenía en ese momento.

—Disculpa, tengo que contestar.— Se levanto, tomó su celular, contestó la llamada y se fue de la sala mientras yo me quedaba sentada sin hacer nada.

Estuve sentada por varios minutos hasta que el sueño me ganó, me tumbe en el sillón quitándome los zapatos, no pensaba manchar su bonito sillón, cerré los ojos y me quede completamente dormida.

Desperté en una cama, mire a mi alrededor y era un cuarto muy acogedor, tenía una televisión grande, un baño, estantes con varios trofeos y diplomas y un mueble con libros.

—¿Andrew?— Dije medio adormilada todavía, mire por la ventana y estaba todo oscuro, revisé mi celular y era la una de la mañana. —¿Que?— Talle mis ojos y me levante para buscarlo.

Salí con mi teléfono en la mano y para mi sorpresa una luz de abajo estaba encendida, quería ver su casa por arriba pero no quería tampoco invadir su privacidad, baje las escaleras y caminé hasta la luz que provenía de la cocina, me asomé y vi al profesor de espaldas mientras se preparaba un café, el olor era muy rico.

—¿Andrew?— Entrecerré los ojos para verlo.

—¿Si, Helen?— Se dio la vuelta mientras le soplaba de a pocos a su café.

—¿Cuanto tiempo llevo aquí?— Me acerque a él y el solo me siguió con la mirada.

—Lo suficiente, decidí dejarte dormir, te lleve a ese cuarto que nadie usa, es cómo de invitados si lo quieres ver así.— Tomó un sorbo de su café.

—Quiero ir a casa, Jane debe estar preocupada por mi...—

—Es muy de madrugada Helen, ¿piensas ir así?— Dejó su café en la mesa y me tomó de la barbilla para verme de cerca.

Siento cosas raras en mi estómago cuando está cerca mío.

Helen, ¿duermes bien?— Dijo al notar mis ojeras y cerré los ojos.

—Cuando no tengo episodios de insomnio, si duermo bien— Dije con mucha sinceridad.

—Preguntó porque nunca había visto tus ojeras, no sueles tener, y si las tienes no son tan marcadas como ahora.— Alejó la mano de mi mentón y regreso a tomar su taza con café, —¿Quieres que te lleve a tu casa?— Dio otro sorbo.

—¿Tu me llevarás?— Me sorprendí un poco.

—¿Me dejarías hacerlo?— Caminó por atrás mía y pensé en que decir.

—Si no le molesta llevarme, si.— Mire como dejaba la taza y me vio de reojo.

—Hablame de "Tu", el usted me hace sentir viejo.— Río en voz baja y yo no pude evitar sonreír por eso.

—¿Cuantos años tienes?—

—¿De cuantos me veo?— Entrecerró los ojos y se cruzo de brazos viéndome fijamente.

—Te calculó unos...¿veintidós?— Dude bastante en mi respuesta y el se empezó a reír,
—¿Fallé?—

—Tengo veintitrés.— Dijo con orgullo y rodeé los ojos.

—Como si fuera mucha diferencia de lo que dije.—

—Para mi lo es, así puedo saber si me veo muy viejo o muy joven.— Me guiño el ojo y salió de la cocina para tomar de un pequeña decoración unas llaves.

ME GUIÑÓ , ME GUIÑÓ.

¿Yo de cuantos me veo?— Fui hasta el, Andrew me abrió la puerta y salí primero.

Tú eres mi secreto (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora