CAPITULO XXIV

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Helen.

Hoy es mi primer día que voy a la universidad nuevamente después de lo acontecido, quise regresar porque estar en casa y que me tengan que pasar los trabajos la verdad es que ya no es nada cómodo, al inicio si, lo acepto, era divertido estar en mi cama sin preocupación del que dirán y hacer los trabajos y que los llevaran por mi, hasta ahí todo bien, pero ya se termino eso, tengo que regresar, estoy algo nerviosa para qué negarlo.

Me duché, me cambie y ya estaba lista para irme, Jane se ofreció a llegarme y yo acepte gustosa.

—¿Cómo te sientes?— Dijo rompiendo el silencio que había entre nosotras desde que salimos de casa.

—Es raro lo que siento, tengo miedo pero al mismo tiempo me siento lista.— Digo con mi mirada fija a la ventana.

—Creo que es normal, relájate y todo va a salir bien, no escuches los malos comentarios.— Me aconseja y sus palabras me levantan ligeramente el ánimo.

—Gracias Jane.—

Sigo con la mirada fija en la ventana y no pasa mucho rato cuando ya habíamos llegado y estábamos estacionadas, pensé en si barajarme o no pero Jane me dio una palmada de apoyo en el hombro y decidí bajar, mis pies tocaron el cemento y ya no había cómo regresar el tiempo, con la poca dignidad humana que me queda empecé a caminar hacia la universidad, me adentré y mantuve la cabeza al frente en todo momento, algo que nunca voy a dejar es que me intimiden, solo una persona puede hacerlo y no tengo que mencionar siquiera su nombre. Fui a mi casillero para tomar mis libros y mi nula valentía se desvaneció cuando esas chillidas voces burlonas estaban acercándose.

—¿Te acuestas con todos los profesores?— Ríe.

Me niego a ver.

—¿Te gusta follar con ellos?—

Lo ignoro.

—Que zorra.—

No digo nada pero me paralice por un momento.

—Imagínate acostarte con tu profesor para poder pasar la materia.—

Aprieto los dientes y me trago mis ganas de llorar, no puedo verme débil aquí y menos ahora.

—Helen puta.— Vuelven a reír a carcajadas.

—¿Te gusta la leche? Digo, debería gustarte porque la pruebas todos los días.— Una ultima risa es lo que escucho cuando dejan caer un litro de leche sobre mi, la leche recorre mi cabello, mi ropa, mi rostro y todo mi cuerpo, quedo inmovilizada.

Mis ojos se nublaron.

Mi cabeza da vueltas, mis ojos están cerrados con fuerza tratando de no escuchar aquellas palabras hirientes a mi persona, "zorra", "puta", "cualquiera", es una punzada para mi, una punzada que nunca había sentido ya que nadie me había llamado de tal manera y mucho menos personas que se suponía que me apoyarían en todo momento, lágrimas corren por mis mejillas, no tardo en derrumbarme, giro la cabeza para que no puedan ver mi rostro sucio por el rímel que justamente hoy no me puse a prueba de agua, sigo llorando con esas carcajadas fuertes a mis espaldas, abro los ojos y a unos metros de mi está saliendo de un salón de clases el profesor.

Se queda paralizado al verme, creo que esta así por el hecho de que yo no esté defendiéndome cuando con él puedo pelear cuantas veces quiera, él tira su portafolio al suelo y este retumba por todo el pasillo, las risas paran, vuelvo a la realidad y solo están esas miradas que a nadie le gusta recibir.

—!¿Me podrían decir que le están haciendo a su compañera?!— Camina con rapidez y avienta el litro de leche que me tiraban encima hace unos segundos, esta enojado, demasiado.

Tú eres mi secreto (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora