CAPITULO XVI

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Saber un poco del trasfondo de Andrew me dejaba muy pensativa, ¿como puede existir gente tan mala en el mundo? No lo sé, creo que será una pregunta que jamás de los jamases encontraré una respuesta.

Era viernes, no había clases, no había preocupaciones y no había Profesor Andrew guapo, maldita sea, quería seguir con el. Pero no puedo ser tan obvia, algún día lo de nosotros se descubrirá y si no es porque nos encuentran follando en el escritorio será por alguna otra cosa sin importancia.

Hoy Jane amaneció haciendo el desayuno, un poco extraño que lo haga pero le quedan buenos para decir verdad.

Me senté restregándome las manos en la cara.

—Buenos días bebé.— Me sonríe, bajo una de mis manos para verla y está sirviendo jugo en un vaso.

—Buenos días.— Suelto un bostezo y me entrega mi vaso.

—Espero que te guste el desayuno.— Me da la espalda para tomar otro vaso para ella, —Y...¿que tal vas con el profesor?—

No pude llevar el pedazo de comida a mi boca, mi boca estaba en "o" y mi cuerpo estaba todo tenso.

—¿Perdón?— Fruncí el ceño al instante.

Una pequeña sonrisa de lado se formo en su rostro.

—Estás saliendo con el, ¿no?— Dijo sin más.

—¿De donde sacaste eso?— Volví a actuar con normalidad.

—El me lo dijo.— Apoya los codos en la mesa quedando a centímetros de mi.

Jane, déjame comer en paz.— Me queje molesta.

—No deberías estar tan tranquila, Helen.— Trata de evitar mi mirada.

Cobarde.

Y tú no deberías meterte en mi vida, Jane.— Habló con el mismo tono que uso conmigo.

—Que grosera y violenta estás hoy.— Se toca el pecho indignada, —Voy a terminar viviendo en otro lado.—

—Dime que es lo que quieres para poder irme y no estar soportándote en este modo.— Deje un poco de jugo en el vaso, muy azucarado.

—No sabía que tú Profesor era tu amigo.— Vacilando.

—Y yo no sabía que eso a ti te daba tanta envidia.— Le doy una sonrisa que orgullosa.

—¿Envidia?—

—Siempre has querido darte unos besos con él y todo el tiempo te ignora.— Me encogí de hombros, me baje de silla y me solté el cabello.

No dijo nada, bajo la mirada al suelo cruzando sus brazos. Me di la media vuelta para subir nuevamente a mi habitación.

—Cuidado, si los descubren van a estar fritos.— Advirtió.

Subí las escaleras ignorando lo que dijo, escuché que la puerta principal se abría y cerraba, estaba sola otra vez y como están las cosas no me sorprendería que desalojara la casa y ahora viviera sola, me gustaría más.

Puse una película, me acomodé en el sillón y dejé el celular a un costado mío.

Entra una llamada.

Contesto.

—¿Si, bueno?— Pause la película.

—Hey, Helen.—

—¿Andrew, qué pasó?— Endereche mi espalda y enrollé un mechón de cabello en mi dedo.

—¿Estás en tu casa?—

Tú eres mi secreto (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora