CAPITULO X

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Andrew.

Cuando me había librado de la maestra, Helen ya se había ido, no sabía a donde pero sabía que pensaría cualquier cosa menos la verdad.

—Uhg, profesor.— Reprochó y desabotonó un botón más de su escote.

—Caro, de verdad no me interesa nada de lo que quieras hacer conmigo no quiero que te me encimes.— Dije molesto y ella solo se mordió el labio ante eso.

—Te ves tan bueno cuando te enojas...— Puso las manos en los costados de su pechos y las pasó por todo su cuerpo.—

—Te dire una cosa, no quiero que intentes más esto, no vas a conseguir que me acueste contigo, si me permites iré en busca de algo.— La mire a los ojos con seriedad y mi tono de voz era más cortante y seco, salí de la sala de maestros y fui en busca de Helen.

Baje hasta el patio donde podría estar con sus amigas, de lejos me di cuenta que no estaba, entre en desesperación por no haber corrido tras ella antes, mire a los lados y decidí irme por el pasillo de la derecha, estaba solo pero a lo lejos la vi abriendo su casillero.

—Helen.— Me acerque con paso acelerado y ella solo me miró de reojo.

—Profesor.— Me miró y sus ojos estaban hinchados, había llorado.

—¿Estabas llorando?— Levanté una ceja.

—No te importa la verdad.— Bajo la mirada y camino pasándome de largo, suspire apretando los puños, nunca pensé que estaría detrás de alguien.

No la perseguí más, quería darle su tiempo y cuando se diera el momento hablaría con ella de lo que había visto o escuchando, las clases terminaron, estaba cansado de hablar durante horas frente a miles de estudiantes, me subí a mi carro y conducí hasta mi casa, escuchaba música en el camino y pensaba en lo del recreo, ¿si Helen lloró por eso, entonces le afecta que pase cosas de este tipo con otras mujeres? ¿Tiene interés en mi? Muchas preguntas invadieron mi mente en instante, me había bloqueado yo solo.

Llegue a casa, entre y subí directamente a mi habitación, estaba de verdad muy cansado, me quite el uniformado, me quede sin camisa y me puse un pans bastante cómodo, me metí en la cama, puse mis lentes de lado y cerré los ojos, quería olvidarme un rato de todo esto.

Varias horas después logré oír que alguien llegaba a la casa, supuse que era Helen, nunca ha faltado y sabía que hoy tampoco faltaría, escuché sus pisadas ir hasta mi habitación y tocó la puerta.

—Adelante...— Dije medio adormecido y me quede en la cama.

Era Helen, venía con una ombliguera de color violeta y unos shorts blancos, se veía muy bien.

—Oh, ¿te desperté?— Cerró la puerta y dijo apenada.

—No, tranquila.— Mi voz estaba ronca, me senté en la cama, talle mis ojos y giré mi cabeza para verla.

—¿Hoy que vamos a estudiar?— Se acercó a mi y yo solo pasé mi lengua por mis dientes.

—Ven, acércate más.— Abrí mis piernas y ella se acercó, —Quiero hablar contigo.— La jale de las manos para que se parara en la abertura de mis piernas.

—¿Qué pasó?— Desvío la mirada.

—¿Por qué llorabas?— Helen regresó la mirada hacia mi y alejó sus manos de las mías.

—¿Tú tienes algo con esa maestra?— Su pregunta estaba aclarando mis dudas.

—No.—

—¿Por qué parecía que si?— Se estiró la ombligera hacia abajo y se cruzó de brazos.—

Tú eres mi secreto (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora