"¿Kae... Kaeya...?" Dice un Diluc muy sorprendido. Después de todos estos años, ¿él está aquí? ¿Está vivo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Qué? "Estás aquí...? ¿Cómo estás aquí? Pensé que estabas..."
"¿Desaparecido? ¿Perdido? ¿Muerto?" Kaeya se burla. Le lanzó una sonrisa de suficiencia al aún sorprendido Diluc. "Lamento decepcionarte~" dice con voz cantarina. Diluc se estremece ante el tono de voz.
"Kaeya... ¿tú eres el Mago Demoníaco de Espinadragón? ¡Tú... atacaste a tus compatriotas! ¡Atacaste a Varka y a los caballeros! ¡Profanaste la estatua de Barbatos! ¿¡Qué has hecho, Kaeya!?" Jean grita. La incredulidad se vuelve más y más fuerte mientras le lanza las acusaciones. Kaeya ni siquiera parecía un poco arrepentido por esas palabras. Dicho Mago Demoniaco se acomodó en uno de los asientos en la barra del bar. Con una botella de vino en la mano, solo está esperando hasta que todos terminen de mirar boquiabiertos.
"Si han terminado con eso de la incredulidad y la conmoción, tenemos cosas más importantes de las que ocuparnos". Eso parece sacar a Diluc de su ensimismamiento. La conmoción se convierte en ira y, en opinión de Kaeya, fue muy de rápido.
"¿¡Te atreves a mostrar tu rostro aquí después de todos estos años!?" Diluc dice, la ira se hace más y más evidente. "¿Atacaste a tus compañeros caballeros y a la gente de Mondstadt? ¡No te creí que fueses un traidor !" Él ruge.
Kaeya agita su mano como si estuviera quitando esos comentarios como el polvo que son. "Oh por favor. Me he estado ocultado todo este tiempo. No es mi culpa que la gente venga a la montaña y tan cerca de mi guarida. Además, al menos algunos de ellos regresaron de una pieza. ¿Creo...?"
Jean parece dispuesta a asesinarlo. "Tú... tú... ¿¡Qué crees que estás haciendo!?" Honestamente, Jean, está tratando de trabajar con ellos para ayudar a Mondstadt. Al menos sigue con el programa.
"¿Estás seguro de que quieres pasar más tiempo discutiendo conmigo cuando tienes un problema con un dragón en tus manos? Tus prioridades están en otro lugar, debo decir. Antes de que nadie pueda decir nada, hay un fuerte golpe en la puerta.
"¡Abre, perra! ¡Sé que estás ahí!" Grita una voz femenina muy enfadada pero familiar.
"¿Quien es, por los cuatro vientos?" Venti murmura. Hoy está lleno de sorpresas y si el bardo es honesto, necesita un trago... o veinte. Sí... veinte suena bien. Kaeya descongeló a Aether y le indicó que abriera la puerta.
Luego vino otro terror invernal, vestida con lo que parece ser una túnica de monja pero oscura, furiosa y aterradora. Rosaria camina como si estuviera en pie de guerra. Ella ve a Kaeya y corre directamente hacia él sin preocuparse por las otras personas en la habitación. Ella agarra sus hombros y lo baja a su nivel.
"Me engañaste, hijo de perra. Pensé que habías dicho que no ibas a pisar más la ciudad de Mondstadt. Entonces, ¿¡qué diablos estás haciendo aquí!?" Ella trata de cuestionarlo "con calma".
Kaeya muestra una sonrisa feliz. "Hola Ros~ Estaba cerca y pensé en visitarte~" Rosaria pone los ojos en blanco con irritación. "Inténtalo de nuevo Kaeya. Capté un olor a hielo y muerte aquí, y solo hay una persona que tiene ese olor. Además, uno de tus hijos estaba aterrorizando a las hermanas en la catedral. Señala a un niño de las sombras que sostiene su pierna izquierda y no parece soltarlo. "Si querías visitarme, al menos infórmame". Ella suspira con disgusto.
Ella suelta a Kaeya y él rápidamente levanta la sombría figura infantil de la monja. "Lo siento por eso Hermana. Sabes que tienen una predilección por las travesuras".
Rosaria se burla de sus palabras. "La manzana no cayó muy lejos del árbol, por lo que veo".
"Hermana Rosaria... ¿sabías de esto todo el tiempo?" Jean pregunta.
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La escarcha toma mi alma (Traducción)
FanfictionRepudiado y abandonado, Kaeya no vuelve corriendo a Mondstadt. Temiendo por su vida y que Diluc pueda exponer sus secretos, huye y termina en Espinadragón. Solo, traicionado y aislado, gradualmente se transforma en una persona que nunca pensó que fu...